Es cierto que lo que queda son siempre las medallas. Pero los Juegos Olímpicos de Río nos dejaron, además de un profundo vacío, algunas curiosidades que nos conmueven y otras que nos matan de risa.
Refugiados y oro sin bandera
Por primera vez en la historia, los Juegos olímpicos presentaron un equipo conformado por atletas refugiados que después de tantos esfuerzos se dieron el lujo de formar parte de la cita máxima del deporte. Además, Fehaid Al-Deehani ganó una medalla de oro en tiro doble trap, pero por los conflictos entre el Comité de Kuwait y el COI no vio alzarse su bandera ni escuchó el himno de su país durante la premiación.
Una dupla de clavados que se rompió por un amante
La brasileña Ingrid Oliveira echó del cuarto a su compañera de clavados sincronizados porque quería mantener relaciones con un remero que la impactó en la Villa Olímpica. Ellas se pelearon fuerte y no les fue nada bien en la final, donde terminaron últimas.
El nadador más lento de Río
El etíope Habte Robel Kiros llegó a los Juegos con algunos kilos de más que sin dudas no lo favorecieron a la hora de tirarse a la piscina. Fue el peor tiempo en los 100 metros libres, pero tuvo sus minutos de fama.
El baile del oro
El kazajo Nijat Rahimov se quedó con la medalla dorada en la categoría de 77 kilos de levantamiento de pesas e improvisó algunos pasos de danza que fueron furor en las redes sociales. ¡De lo más simpático de Río!
Cero en clavados
El salto de la rusa Nadezhda Bazhina fue tan pero tan malo que los jurados la calificaron con insólito cero. Salió de costado del trampolín y cayó con los pies… Nada que ver con lo que había entrenado.
Los Juegos de Misael
En la previa de la cita olímpica, el boxeador mexicano Misael Rodríguez salió a pedir plata en la calle para solventar los gastos con los que no se comprometió la Federación de su país. Tras el esfuerzo, llegó a Río y ganó la primera medalla para los aztecas, bronce en la categoría de 75 kilos. Y no sólo eso, porque en México lo espera el premio de una señorita que estaba impaciente por la falta de preseas.
Un luchador superdotado
El cubano Mijain López, que se quedó con la medalla de oro en la categoría de los 130 kilogramos, conquistó al mundo con su simpatía y al árbitro de la pelea con sus dotes, aunque no precisamente en lo que se refiere a la lucha olímpica.
De cabeza al oro
Shaunae Miller, atleta representante de Bahamas, sintió que se le escapaba la carrera y decidió lanzarse en palomita a la meta para llegar antes que su inmediata perseguidora y quedarse con la medalla dorada en los 400 metros llanos.
Perdió por su amigo
El japonés Hiroki Ogita no pasó de los 5,45 metros en salto con garrocha por un imprevisto accidente en su último salto. Cuando parecía que superaba el listón, terminó derribándolo con un roce inesperado. ¡Qué pecado!
Cruzó la meta con el corazón
En el último día de competencia, y en la prueba más emblemática de los Juegos, hubo una imagen que conmovió al mundo. El argentino Federico Bruno ya no pudo correr por una lesión cuando le quedaban 7 kilómetros para finalizar la maratón, pero decidió llegar a la meta a los saltos, ante la ovación de todos los espectadores.