Es una opinión, claro. Quien escribe no sabe ni sabrá, quizás, un décimo de lo que MarceloGallardo entiende de fútbol.
4 días después de que Riverle gane a Boca la Supercopa Argentina, partido bizagra para el año del Millonario que había empezado mal, la no titularidad de Ignacio Scocco era algo totalmente indefendible.
Para los mortales, claro. Nacho metía goles cada vez que entraba desde el banco, juegue los minutos que juegue. Pero el Muñeco, con mucha altura, nos enseñó una gran verdad para explicar el por qué.
“Scocco tiene un porcentaje de gol tremendoy es jugador que no necesita tener muchas chances para convertir. Lo ha demostrado desde que está con nosotros.¿Por qué no es titular? Hay jugadores que no requieren demucho tiempo en cancha para ser decisivos”.
Sencillo. Un equipo sin sorpresa en el banco de suplentes corre con desventaja al resto. Y Nacho era el as bajo la manga del entrenador. También así como se lo puede ver a Juan Fernando Quintero: el mejor ejemplo está ante Independiente, entrando y anotando el gol de la victoria, con grandes destellos de fútbol de por medio.
Más allá de ese partido, el colombiano suele ser determinante cuando entra en el segundo tiempo. Pero ayer, Gallardo fue en contra de aquello que tan bien nos había enseñado.
Ante Gremio fueron desde el arranque tanto Scoccocomo Quintero. Ambos tuvieron un partido correcto, pero les costó más de la cuenta, como fue así con todo el equipo de Nuñez. Y el problema llegó a la hora de buscar un cambio.
Lucas Pratto e Ignacio Fernández no tienen como característica principal el desequilibrio. No se les hace fácil romper líneas en el caso del mediocampista o ganaren velocidad, con una que otra gambeta,en el caso del delantero.
Los jugadores que entraron desde el banco no le pudieron dar esa frescura necesaria para romper el encuentro, para dar vuelta el tablero. Cosa que los dos mencionados antes, nos tienen acostumbrados a hacer.
Será tal vez en Brasil que Gallardo vuelva a su vieja fórmula que tanto éxito le dió para así, volver a concretar una hazaña en el país vecino, como aquella Copa Libertadores 2015 que supo ganar.