Como si hiciera falta aclararlo, en Argentina nada es lo suficientemente estable como para mantenerse igual una semana.
Mucho menos, cuando en 20 días Boca y River, los dos equipos más importantes del paísdefinirán al campeón de América en una final sin precedentes.
El pasado viernes, el presidente de la nación, Mauricio Macri, sorprendió al país anunciando que ambos encuentros se jugarían con público visitante tras más de 5 años de ausencia del mismo en la Capital Federal.
La idea fue desechada a las pocas horas por los presidentes de ambos clubes y por los organismos de seguridad, quienes no garantizaban la integridad de los hinchas en los dos partidos más importantes de la historia.
Ahora, parece, el gobierno de la Ciudad de Buenos Aires pretende aniquilar toda manifestación de alegría de los fanáticos en caso de una victoria de sus equipos.
“Hay que organizar bien donde se va a festejar. Tiene que estar habilitado. El Obelisco no es un lugar para festejar la Libertadores y no lo vamos a permitir. Va a haber un operativo, toda la infraestructura que sea necesaria será utilizada para evitarlo”, le contó Juan Pablo Sassano, subsecretario de seguridad, aTodoNoticias.
El Obelisco, símbolo de la capital argentina, es utilizado históricamente por los hinchas para celebrar los campeonatos de sus equipos.
En una semana, quizás, enBolaviptengamos que contarles que el partido no se juega en la Tierra, si no en Neptuno, donde la vida humana no es posible. ¡Pero al menos allí no habrá incidentes!