El fútbol está repleto de historias increíbles, de resiliencia y superación a lo largo y a lo ancho del mundo, y este es el caso de Jorge Segura, el zaguero colombiano de Atlas que disputará el Clásico Tapatío el sábado en el Estadio Akron del Guadalajara.
Mano a mano con Mediotiempo, el central reveló su particular historia de inicio en el balompié: “Estoy muy agradecido de lo duro que se vivió; ahora estoy acá contento de poder compartir momentos del futbol cuando empezaba pensaba que iba a ser imposible”.
“La parte económica era difícil porque para mi mamá después de lograr algo profesional, como haberse graduado como contadora, era muy duro poder alimentarme a mí y tener la otra estabilidad en la casa”, confesó.
El futbolista estuvo a punto de largar cuando apenas era un adolescente: “Me acuerdo tanto que mi mamá me dijo ‘no hijo, no puedo más, creo que es mejor tenerte en mi casa que tenerte fuera’. Cuando le comento a los profes, ellos me hacen un llamado de atención fuerte de que has luchado tanto, ‘aguanta un poco más’. Y es cuando uno no confía y dice ‘será o no será’, si espero y de pronto no. Estoy agradecido con Dios que esperé, lo intenté, aguanté todo tipo de críticas y humillaciones”.
“Cuando uno ve a su mamá decirte ‘gracias, hijo; gracias porque tenía un peso encima y tú, con tu esfuerzo, ahora estoy feliz; ahora puedo ser feliz en la vida…’ Ahí es cuando te paras y dices "wow, has conseguido algo importante como hijo y faltan muchísimas cosas más", se emocionó.
Segura, de 1.93 m. y 85 kilos, contó: “Antes era arquero, me llamaban la Araña Negra, de hecho tengo un trofeo allá y me iba bien porque era más alto, tenía mucho más talla que los demás, me iba bien. Bajo los tres palos me sentía seguro pero sentí que algo me faltaba, como que estar tan solo no era para mí y le dije al técnico ‘no, esto no es para mí, sáqueme de la portería”.