Lo que le sucede a las Chivas no es casual, sino producto de la crisis en la que está inmersa desde lo institucional y que repercute en lo deportivo.
El equipo marcha a duras penas por el Apertura: está en la posición 15, todavía no mostró un funcionamiento confiable y, si no fuese por el Veracruz, estaría en serio riesgo de descender a la segunda categoría.
Parece llamativo, pero Tomás Boy ya sabía que era muy difícil realizar una modificación en el conjunto.
"Es muy difícil cambiarle la mentalidad a un equipo perdedor como el Guadalajara", había afirmado el estratega recientemente cesado en octubre del año pasado.
¿Sorpresa? Lo del Jefe simplemente era un final anunciado...