Celebridad. Así podría definirse al clavadista Tom Daley, el británico que se quedó con la medalla de oro en los Juegos Olímpicos de Tokio 2020 en trampolín sincronizado (plataforma de 10 metros) con su compañero Matty Lee.
Su notoriedad comenzó antes, claro. Un tiempo después de los Juegos de Londres 2012. Allí se quedó con la medalla de bronce en la misma disciplina, al igual que en Río 2016. La importancia de Daley excede lo deportivo.
En diciembre de 2013, se animó a romper las estructuras y habló de su sexualidad para asumir lo que siempre fue. Lo que quiso ser y lo que, en definitiva, es hoy, aquí y ahora. Lo hizo en YouTube (su canal ya suma más de 940.000 suscriptores). Tenía 19 años y se animó a compartir su historia. La real, la verdadera. La que había Escondido durante mucho tiempo. “Algo que quiero decir”, tituló el video. Allí estaba en su cama junto a una almohada con los colores británicos. “Al llegar la primavera de este año, mi vida cambió al conocer a alguien que me hacía sentir feliz y ese alguien es un hombre”, explicó en aquella grabación, confirmando rumores y especulaciones sobre su orientación sexual. Ese hombre era el guionista estadounidense Dustin Lance Black, 20 años mayor que Tom y recompensado con un Oscar en 2009 por el guión del biopic del activista LGTBQ Harvey Milk que dirigió Gus Van Sant y que protagonizó Sean Penn. Pasaron los años, consolidó su vida. Se casó con Dustin Lance Black y tuvieron un hijo: Robert Ray Black-Daley, que nació en junio de 2018.
“Salí del closet en diciembre de 2013. Cuando era más joven, siempre sentí que estaba solo, que era diferente y que no encajaba. Había algo en mí que nunca iba a ser tan bueno como la sociedad quería que fuera”, contó. Y añadió: “Cualquier joven LGBTIQ pueda ver que no importa cuán solo se sienta en este momento, no está solo y puede lograr cualquier cosa. Hay muchos miembros de la familia que eliges aquí listos para apoyarte. Cuando era un niño, me sentía como un extraño, y me sentía diferente, y sentía que nunca iba a ser nada, porque quien era, no era lo que la sociedad quería que fuera”.
El impacto de sus palabras dieron la vuelta al mundo. En tiempos actuales, se viralizaron a gran velocidad: “Estoy increíblemente orgulloso de decir que soy un hombre gay y también un campeón olímpico. Me siento muy empoderado por eso”.
A los 14 años, Daley hizo su debut olímpico en Pekín 2008. En esos Juegos, menos de 20 deportistas se identificaron abiertamente como lesbianas, gays, bisexuales, transgénero o queer (quienes se oponen al sistema binario de hombre o mujer). Mientras que en los Juegos de Tokio 2020, el número aumentó a más de 160 deportistas. “El poder ver a las personas LGBT actuando en los Juegos Olímpicos, espero que (eso) pueda dar esperanza a los niños pequeños y no sentirse tan asustados y temerosos y solos, y que puedan ver que no importa quién sea uno, de donde vienes, puedes convertirte en campeón olímpico, porque yo lo hice”, precisó.
Su figura trascendió el deporte y abrió, hace años, el debate sobre la diversidad sexual. Su imagen es mundialmente conocida y ligada al activismo LGTBQ. Su imagen es una de las que quedará como ícono de estos Juegos. Incluso, más allá del deporte.