Los Juegos Olímpicos de Tokio 2020 siguen su curso por más que la pandemia global por Covid-19 sea el tema central que tiene al mundo en estado de emergencia. Sin embargo, la fiesta inaugural de los Juegos, pautada para el próximo viernes 23 de julio, en el estadio Olímpico, tendrá un protocolo muy especial con el objetivo de minimizar los riesgos. No se verán las tribunas llenas y cargadas de color con los flashes de los celulares como telón masivo en modo árbol navideño. La escena será rara, atípica. Casi irreal aunque real.

En ese contexto pandémico, habrá tan solo cerca de 1000, excluyendo a los deportistas, según anticipó la agencia local Kyodo News. Ese grupo de personas serán invitados VIP y serían los únicos en asistir presencialmente al acto en el estadio, con capacidad para 68.000 espectadores.

Entre las personas presentes que, con seguridad, podrá verse en el estadio estará el emperador de Japón, Naruhito, quien será el encargado de declarar inaugurados los Juegos de la XXXII Olimpiada. Además, entre los invitados, se contará la primera dama estadounidense, Jill Biden, según lo adelantó el martes pasado la Casa Blanca en un claro guiño estadounidense al Comité Olímpico Internacional y al Comité organizador. Una señal de apoyo que bien puede explicarse en que la ciudad estadounidense de Los Ángeles volverá a ser sede en 2028 (ya lo fue en 1932 y 1984).

La decisión de vetar la presencia de espectadores en Tokio se tomó poco después de anunciarse la aplicación de un nuevo estado de emergencia sanitaria por coronavirus en la capital, que coincidirá con el inicio de los Juegos.