Neymar es, hasta el día de hoy, el futbolista más caro de la historia y en PSG sienten que por haber desembolsado esos 222 millones de euros establecidos en la cláusula de rescisión por Barcelona tienen derecho a decidir los destinos de su carrera.
Pero Neymar también es, esencialmente, brasileño y tanto en la Selección como en la Confederación de su país están convencidos de que la prioridad que tiene el crack en este 2018 es el Mundial de Rusia, por encima de cualquier objetivo con su club.
La lesión que sufrió en el clásico ante Marsella, entonces, generó una disputa de intereses entre ambas partes en la que, paradójicamente, los deseos del jugador parecen jugar un papel secundario. En Brasil exigen una intervención quirúrgica que asegure su completa sanación antes de la Copa del Mundo; mientras que PSG quiere evitar a toda costa la operación, con la ilusión de que Ney se recupere para el partido revancha de Champions Leagueante Real Madrid.
En la batalla de intereses, que está a punto de hacer estallar una verdadera guerra, el club parisino cuenta con ventaja puesto que el contrato que le hizo al brasileño establece que son ellos quienes decidirán cómo proceder en caso de lesión.
La Confederación Brasileña, sin embargo, confía en convencer a Neymar de que operarse es la decisión correcta, apelando a la frustración que le generó perderse el tramo decisivo del pasado Mundial, también por lesión.
Pero desde París ya se elevó la amenaza que terminaría por desatar la guerra: si Ney desobedece las órdenes del club, podrían rescindir su contrato y dejarlo sin jugar en los meses previos a la Copa del Mundo, además de hacerle perder decenas de millones de euros.