En diciembre de 2016, cuando notaron que los equipos más poderosos de Europa intentaban negociar a sus espaldas, los directivos del Tottenham lograron renovar el contrato de Harry Kane hasta 2022. Unos meses más tarde, ante el interés de Manchester Unitedde quedarse con el delantero, el presidente del club Daniel Levydecidió tasarlo en 227 millones de euros, cifra que parecía inalcanzable para cualquier equipo.

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Sin embargo, el pasado mercado de fichajes de verano en el viejo continente provocó la inflación en el precio de los futbolistas, que se generó principalmente cuando PSG decidió activar la cláusula de rescisión de Neymar con Barcelona, fijada en 222 millones de euros. A partir de allí, cualquier futbolista con cartel de estrella pasó a valer por encima de los 100 millones.

En razón de esta suba, el precio de HarryKane, uno de los mejores delanteros de la actualidad, y con proyección aún mayor por sus escasos 24 años, no parece ser suficiente como para continuar espantando a los gigantes y, según señalan desde Inglaterra, en Real Madrid ya han tomado la decisión de poner sobre la mesa de los Spurs esos 227 millones de euros que convertirían al inglés en el fichaje más caro de la historia.

Tottenham, por su parte, parece tener otros planes para el delantero, al menos en lo inmediato. El deseo de la directiva es poder estrenar el nuevo estadio de White HartLane, cuya finalización está prevista para septiembre de 2018, con la presencia de todas las figuras del club, y retener tanto a Kane como al entrenador Pochettino es prioridad en este sentido.