El halo es un dispositivo de seguridad que se utiliza en el automovilismo de competición en monoplazas diseñado para proteger la cabeza y el cuello de los pilotos en caso de accidentes, compuesto por un anillo de carbono o de aluminio que rodea la cabina de auto, conectado a la estructura del vehículo mediante varios puntos de montaje.
Su introducción se originó en la Fórmula 1 en 2018, siendo adoptado por otros campeonatos de automovilismo en todo el mundo, como por ejemplo la Fórmula 2, Fórmula 3 y Fórmula E, con el objetivo principal de mejorar los estándares de seguridad, fungiendo como dispositivo de prevención de lesiones en las zonas críticas del cuerpo humano mencionadas recientemente.
Antes de esta herramienta, los pilotos solo contaban con un casco y un HANS para protegerse en caso de accidente. Sin embargo, no siempre era suficiente para protegerlos contra lesiones graves, como fracturas de cráneo o lesiones cervicales.
Ahora, el halo proporciona una barrera adicional que ayuda a la protección de cabeza y cuello ante objetos externos en caso de impacto. Varios accidentes sirvieron como datos de estudio para dar con su forma e implementación, como por ejemplo el protagonizado por Fernando Alonso y Kimi Raikkonen, donde el filandés de Ferrari en aquel entonces pudo haber perdido las manos.
Crítica inicial y desempeño
A pesar de la bendición que representa actualmente en las carreras de monoplazas, el halo también ha sido criticado por algunos debido a su apariencia, además de afectar la visibilidad frontal del piloto. Sin embargo, la mayor crítica se originó ante su forma estética, la cual opaca un poco la belleza del monoplaza en sí.
Sin embargo, los ingenieros han trabajado para asegurarse de que el halo no afecte la visibilidad y que sea lo suficientemente ligero como para no afectar el rendimiento del vehículo. Por otro lado, en materia de seguridad ha pasado con buena calificación, salvando varias vidas en la Fórmula 1.
Charles Leclerc sufrió un accidente cuando corría para Alfa Romeo donde el halo lo salvó de un impacto fortísimo de un neumático en su cabeza. Lewis Hamilton y Max Verstappen protagonizaron un choque donde también cobró protagonismo tras evitar un fuerte golpe en la cabeza del británico.
Sin embargo, el caso más notable de su función fue el accidente del chino Guanyu Zhou, cuando su monoplaza quedó totalmente invertido, recorriendo varios metros de asfalto de esa forma pero evitando el contacto directo entre el suelo y la cabeza del piloto. Finalmente, otro caso de éxito fue el terrible accidente de Romain Grosjean, donde su coche Haas quedó partido a la mitad.
En conclusión, estéticamente no será muy agradable, pero sin duda alguna su entrada al automovilismo de competición ha marcado la diferencia entre la vida y la muerte para varios pilotos de la Fórmula 1, sin contabilizar los de otras categorías.