La FIFA acabó con las especulaciones de la sede para la Copa del Mundo del 2030 alrededor de 14 meses antes de los preestablecido. La elección iba a ser durante la celebración de uno de sus congresos destinado en el calendario para fines del 2024. Allí se decidiría a los anfitriones. No obstante, precipitaron la determinación para el cuatro de octubre reciente.
España, Portugal y Marruecos serán los anfitriones del torneo y Uruguay, Argentina y Paraguay desenvolverán sus presentaciones en la competencia en sus respectivas capitales. Así, quedó claro que la propuesta que siempre sedujo al organismo que regula el fútbol en el planeta era y es la que compartirán Europa y África.
Y quien también supo leer anticipadamente cómo venía el asunto de la selección de los organizadores para la Copa del Mundo del 2030 fue Arabia Saudita, que informó a Grecia y Egipto (con quienes iba a compartir su oferta) que debían bajarse de la carrera por la candidatura, para pensar directamente en la competencia que se jugará en 2034.
El Ministro de Exteriores saudí, Faisal bin Farhan Al Saud, en junio pasado comunicó que no se presentarían como opción porque consideraban que estaban un paso atrás con quien sería su principal competidor ”España, Portugal y Marruecos 2030”. A Sudamérica ni siquiera lo consideró en su relato, por lo que estaba bien informado o hizo una buena lectura de la situación.
Además, al replantearse el objetivo, también se adelantaron a la FIFA que los invitó oficialmente a presentarse para lo que será la vigesimoquinta edición del Mundial este mismo cuatro de octubre: ”Las asociaciones miembro de la AFC y la OFC invitadas a presentar candidaturas para la Copa Mundial de la FIFA 2034”.