Diablo viene siendo una de las sagas de juegos más prominentes desde 1997, cuando Blizzard lanzó el primer título y revolucionó no solo el género de los RPG de acción, sino los videojuegos en PC. Con aquella entrega y con Diablo 2 en 2000, los desarrolladores supieron aprovechar el mouse como mecánica principal de gameplay, y establecieron un universo que cautivó a muchísima gente con sus temáticas de fantasía oscura.

Pasó más de una década para la salida de Diablo 3, y muchos recuerdan lo caóticos que fueron los problemas técnicos en su lanzamiento, y si bien había aspectos que no convencían a la comunidad, a lo largo del tiempo con parches y DLCs fue convirtiéndose en un juego interesante. Una década después de eso, mientras muchos esperaban el próximo paso en la saga, Blizzard decepcionó con la salida del exclusivo para móviles Diablo Immortal.

Pero ahora le llegó el turno a Diablo 4, la nueva entrega que muchos estaban pidiendo, con la que esperaban seguir la línea de los dos primeros juegos en la saga. ¿Pudieron cumplir con las vastas expectativas que tenía la gente, o la larga espera fue en vano? A continuación te contamos lo que nos pareció Diablo 4 en nuestro análisis.

Jugabilidad

No se debe arreglar lo que no está roto, y en términos de gameplay, Blizzard tiene más que clara esa máxima con Diablo 4. La simplificación de clickear para interactuar con todo y solamente usar ciertos botones del teclado para habilidades sigue siendo uno de los principales encantos de la saga, y está presente por supuesto también en esta entrega. Ya sea que queremos pelear con monstruos, recoger objetos, ordenar nuestro inventario, buildear nuestro personaje, etcétera; casi todo se hace mediante clicks.

Lo que es notable en Diablo 4 es que todo esto se siente extremadamente bien, y nunca pasa a ser repetitivo o monótono; al contrario, no solo las diferentes clases entre sí sino las distintas builds que podemos armarnos van a cambiar por completo nuestra experiencia de juego. Todas las clases disponibles tienen un estilo de juego distinto, y si bien en los primeros niveles puede parecer un gameplay algo soso o vacío, a medida que progresamos y probamos cada habilidad, el juego empieza a tomar forma y se torna muy satisfactorio.

Un gran acierto por parte del diseño de Diablo 4 es permitirnos hacer “re-spec” gratis en los primeros niveles, es decir reasignar nuestros puntos de habilidad para crear builds distintas, lo que nos permite experimentar con distintas combinaciones, y es gran parte de lo que hace especial a este juego. Se siente como que los devs pensaron en todo en torno a lo bien que se sentiría para el usuario, y la realidad es que incluso en tareas que podrían resultar tediosas como elegir qué pieza de inventario equipar, se nota el cariño y atención al detalle que se le aplicó para que sea lo más entretenido posible.

Debo destacar lo mucho que hay para hacer en Diablo 4. Tenemos un mapa enorme con cinco zonas distintas; más de 120 calabozos y misiones secundarias; jefes de mundo que podemos derrotar con otros jugadores; ítems de distintas rarezas que podemos descubrir y mejorar; y mucho más, además de la campaña principal que tiene sus momentos memorables. Todo esto trae una sensación de que el contenido en Diablo 4 es casi inacabable, sobre todo cuando se llega al endgame, donde nos podemos enfocar en seguir mejorando nuestro personaje y conseguir las mejores armas y armaduras, a medida que disfrutamos de la experiencia con amigos u otros jugadores.

Gráficos

Debo admitir que desde la primera vez que mostraron Diablo 4, me preocupaba que todo se viera un poco vacío, oscuro y sin vida. Pero la realidad del producto finalizado es muy distinta; se trata de una apuesta por un estilo de arte discreto, pero que no deja de sorprender cuando debe hacerlo. Cada vez que nos encontramos con una nueva zona, o un nuevo tipo de enemigo, el aspecto visual es uno de los que más destaca.

Ni hablar del diseño de cada una de las clases principales: Bárbaro, Druida, Nigromante, Pícaro y Hechicero, que por más opciones de customización y armadura que tengamos, siempre se terminan distinguiendo entre sí y no dejan de ser estéticamente muy logrados. La gran variedad de equipamientos que podemos usar, y las distintas formas en las que podemos crear nuestro personaje, hacen que sea visualmente muy agradable jugar Diablo 4.

Cabe hacer una mención aparte para los gráficos de las distintas cinemáticas del juego, incluyendo la primera que nos introduce a la campaña y a los distintos personajes que serán los protagonistas de la misma. Blizzard es conocida por la enorme calidad y producción de sus cinemáticas, y en este caso no se quedan cortos de las expectativas, presentando lo que bien podría ser un laureado cortometraje animado, poniéndonos en tono de lo que va a ofrecer Diablo 4 en cuanto a estética y narrativa.

Historia

Hablando de la narrativa, este aspecto no es el principal de Diablo 4 ni mucho menos, pero eso no significa que Blizzard no le prestó atención. Esta entrega sigue con los eventos de las anteriores, pero se puede consumir sin problemas sabiendo poco y nada de lo que sucede entre Diablo 1 y 3. El punto de partida es la leyenda de Santuario, el mundo humano, y su creación por parte de la unión entre un ángel y un demonio. Los humanos vendrían a ser sus descendientes, y tan pronto como empezaron a crear culturas y civilizaciones, su mundo se vino abajo y se consumió por el caos.

Lilith, la hija de Mephisto, regresa a Santuario tras crearlo y trae consigo a una nueva ola de cultistas y adoradores. Sean humanos, demonios o bestias, los seguidores de Lilith dejarán todo por ella y activarán sus peores impulsos malvados y violentos. Ahora queda en manos del jugador enfrentarnos a esta oscura amenaza, en un mundo que está perdiendo de a poco cada rastro de humanidad, para salvarlo de su destrucción.

La historia de Diablo 4 es quizás el aspecto al que menos se le prestará atención, ya que queda claro que es un ARPG orientado más a la A de esa sigla, es decir que la acción será lo principal que motive a todos los jugadores. Aún así, un elenco de personajes interesantes y una villana icónica hacen lo posible para atraparnos en una sucesión de hechos que se cuenta no solo a través de escenas y cinemáticas, sino que también incorpora elementos de gameplay para mantenernos enganchados.

Conclusión

Los fans pidieron, y Blizzard escuchó. Diablo 4 es una continuación y una profundización sobre todo lo que hace especial a la saga. Un gameplay entretenido, adictivo y profundo, con un montón de opciones de personalización tanto de jugabilidad como cosmética. Esto sumado a un estilo visual oscuro complementado con la tonalidad y las temáticas de su historia, dan como resultado un ARPG que se disputa el lugar entre los mejores exponentes del género.