Sobre el final de los noventa minutos reglamentarios, el capitán merengue debió ver su segunda tarjeta amarilla, pero el árbitro se arrepintió de mostrarla.
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¡Otro papelón mundial! La transparencia que la nueva directiva de FIFA pretende transmitir como principio esencial del fútbol mundial volvió a quedar relegada en una jugada que invita a descreer en la pureza del juego.
Fue a falta de un minuto para que se cumplieran los primeros noventa minutos reglamentarios, poco después de que Endo fallara una ocasión que le hubiera dado al Kashima Antlers el triunfo por 3-2 sobre el Real Madrid y el título de campeón mundial de clubes.
Sergio Ramos cortó con una infracción un avance del equipo japonés y el árbitro de Zambia Janny Sikazwe se llevó la mano al bolsillo para amonestar. Allí notó que el capitán merengue ya había visto una tarjeta amarilla y se desentendió de la jugada, ante los reproches de los jugadores nipones.
Y en la única jugada que a lo largo del torneo necesitó de la ayuda de la nueva tecnología que tanto defendió FIFA en el error, el Video Ref nunca llegó para poner al colegiado en la obligación de expulsar al defensor. Un papelón que vio el mundo, pero que en el ente rector del fútbol a nivel mundial procurarán olvidar cuanto antes.