Ubicada a 1,755 kilómetros de Moscú y en las cercanías de los montes Urales, Ekaterimburgo es el punto de encuentro entre Europa y Asia. Es la cuarta ciudad más poblada del país y el centro industrial y cultural de los Urales. Acoge al Estadio Central, donde se jugarán únicamente partidos de fase de grupos.
El fixture del Mundial Rusia 2018.
15 de junio (Grupo A): A3 vs A4. 22 de junio (Grupo E): E4 vs E2. 25 de junio (Grupo B): B2 vs B3. 28 de junio (Grupo G): G4 vs G1.
Sumida en la funcional pero poco atractiva arquitectura soviética, los bien distribuidos espacios verdes y el avance de las innovaciones tecnológicas en materia edilicia dan cuenta de una urbe en constante movimiento. Según la prestigiosa revista Forbes, es una de las mejores ciudades para las actividades comerciales del país. Cuenta con alrededor de un millón de visitantes por año, quienes el 80 por ciento llegan por negocios.
Desde la voz de la política local, la posibilidad de acoger una Copa del Mundo, el evento deportivo más visto de todos, es el punto de partida para dar a conocer su sitio en el globo.
Un recorrido por lo soviético en la actualidad
Escasean los puntos de referencias, tan amigables para el turista en terreno desconocido, en medio de monumentos a los representantes del pasado régimen. No ayuda la uniformidad edilicia, caracterizada por edificios de poca altura, ni de las calles de cemento.
Así como la escasa contaminación visual tan característica en Occidente. Un simple cartel o una sencilla puerta puede esconder hasta un shopping de cinco de pisos o una holgada tienda.
Sin ser una ciudad ajena a la constante globalización, la vida en colectivos y tranvías es como hace décadas atrás: un guarda, en el mayor de los casos mujer, controla sin falta quién sube, quién baja del medio. Siendo el tercer mayor centro de transporte del país, la urbe cuenta con seis autopistas, siete líneas de trenes y el Aeropuerto de Ekaterimburgo-Koltsovo, uno de los más transitados a nivel nacional.
Los puntos obligados
Con una temperatura promedio que roza lo ideal en junio y julio (17 Cº – 19º C), muy diferente a la época de noviembre hasta marzo cuando la ciudad se sumerge en grados bajo cero, Ekaterimburgo cuenta con diferentes lugares de interés a visitar sin enfermarse en el intento.
Si de historia se trata, la Catedral de la sangre derramada no puede faltar en la guía del viajero. Si bien consta de casi quince de años de vida, la construcción contempla un simbolismo enorme para la región y toda la nación: fue construida sobre la casa del último zar de Rusia y su familia, que fueron asesinados en 1918 en medio de la Guerra Bolchevique.
También la Iglesia de la Ascensión, una de las más antiguas de la ciudad, que se para en el parque Rastorguev-Kharitonov desde 1818, es digna de ser visitada. Es considerada una de las más hermosas del país.
El fútbol, en un segundo plano
En las guías de turismo, hasta en los propios artículos de bienvenida locales, el Estadio Central aparece en los últimos párrafos o peca por su ausencia.
La ciudad brilla por numerosos museos -hay 50 en actividad- y teatros, baila ballet y canta rock. Fue candidata a albergar la Exposición Universal, una de las ferias artísticas más importantes del mundo, en 2020, pero Dubái pudo más. Además, el circo principal de 2600 acapara atención.
Ural, el equipo de fútbol de la ciudad y local en el próximo recinto mundialista, no cuenta con la historia de los clubes más importantes de Rusia, siendo las semis de la Copa Rusia ’08 y de la Copa Intertoto ’96 sus dos mayores logros.
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