Desde el domingo, Qatar 2022 está en marcha y los fanáticos ya pueden vibran con el máximo evento de fútbol que se ofrece en el planeta. Sin embargo, además de lo deportivo, el certamen está envuelto en polémicas y este lunes se sumó un nuevo capítulo.

Es que, desde la designación de FIFA a Qatar como anfitrión, defensores de Derechos Humanos de todo el mundo se mostraron molestos con la decisión. El organismo que regula al fútbol determinó que la Selección de Bélgica no pueda utilizar una camiseta que apoya a la comunidad LGBT+ y la polémica aumentó.

 

Con anterioridad, FIFA había prohibido los brazaletes de capitán que contenían un corazón y la frase One Love, con los colores que representan a la bandera de aquel colectivo. Ahora, el organismo va también contra la indumentaria, que tiene el mismo logo en el interior del cuello.

"Estamos frustrados con la decisión de la FIFA, pero no podemos poner a nuestros jugadores en posiciones en las que puedan recibir sanciones deportivas. Por eso les pedimos que no jueguen con el brazalete de capitán 'OneLove' en la Copa del Mundo", comentó Peter Bossaert, director ejecutivo de la federación belga sobre las amonestaciones que recaerían sobre quién vista esas insignias.

 

Y luego completó en charla con el medio de su país HLN: "Estábamos dispuestos a pagar multas, pero no queremos poner en riesgo a nuestros jugadores de recibir una tarjeta o incluso de tener que abandonar el campo.Ya habíamos informado a la FIFA en septiembre de nuestro deseo de jugar con el brazalete, pero nunca hubo ninguna respuesta".