Roberto Rojas era un gran arquero chileno y era conocido por su apodo: el Cóndor. Militaba en el Colo-Colo, uno de los clubes más grandes de Chile, y también era el encargado de cuidar los tres palos en su seleccionado. En un momento, llegó a ser considerado como uno de los mejores del mundo y se había especulado con un supuesto interés del Real Madrid por él.
Contaba con la altura necesaria, el posicionamiento, los reflejos y la tranquilidad. Puso en práctica una técnica a la hora de los tiros libres cuando eran desde el centro: dividía la barrera en dos, y él se colocaba frente al lanzador, al que tenía a la vista a través del hueco
Pero el 3 de septiembre de 1989 se enfrentaba a un encuentro complicadísimo. Los trasandinos visitaban a Brasil en el Maracaná, en un partido decisivo por clasificación al Mundial de Italia 1990. A los brasileños con un empate les bastaba. Los chilenos necesitaban sí o sí un triunfo.
Hacía el minuto 49, hubo un gol de Careca para Brasil. Chile estaba con un pie afuera. Pero 20 minutos más tarde, la transmisión dejó de lado la jugada y rápidamente se fue con Rojas, quien estaba en el piso tomándose el rostro. Al lado de él había una bengala, que se suponía que había impactado en su cara. Después de que lo rodeen los médicos, sus compañeros y un tumulto, apareció ensangrentado.
Pero al día siguiente aparecieron nuevas tomas. En ellas se veía claramente que la bengala cayó a tres metros del arquero y él había aprovechado para simular un rato. Pero el principal interrogante pasó a ser de dónde salió la sangre. Pero también logró resolverse. Rojas tenía un pequeño bisturí en las vendas de su muñeca y el masajista le cortó el rostro con ese elemento.
¡Utiliza nuestro Simulador del Mundial de Qatar 2022 y pronostica a la selección campeona!
El episodio llegó a la sede de la FIFA y Brasil presentó todas las pruebas que tenía en el caso. Entre ellas, se encontraba un perito que certificaba que la bengala no podía producir cortes. Ante eso, el máximo ente del fútbol mundial tomó una drástica decisión.
Decidió suspender a Rojas de por vida, le prohibió a Chile participar de las Eliminatorias rumbo al Mundial de Estados Unidos 1994, suspendió al entrenador por cinco años y también le prohibió trabajar para siempre al médico de la delegación.
Rojas se justificó diciendo: “Me hacen esto porque soy chileno, si fuera brasileño no me lo harían”. Con el tiempo, el arquero dijo que suspender el partido era la única posibilidad que tenían de clasificar al Mundial, pero les salió el tiro por la culata. Iván Zamorano lo invitó para su partido de despedida en el Estadio Nacional de Santiago y todos los presentes ovacionaron al ya cuarentón arquero, quien ingresó entre lágrimas. Con el tiempo, Rojas se definió a sí mismo como un “estúpido” y que ese corte le quitó la dignidad. Finalmente, Chile retornó a los mundiales en Francia 1998, donde llegó a octavos de final y lo eliminó Brasil.