El nombre de Ilaix Moriba ya hace parte del pasado en Barcelona. El canterano fue una de las bombas que tuve que manejar la directiva a lo largo del verano producto de su deseo de renovar solo bajo una serie de ambiciosas condiciones que el club no estaba dispuesto a aceptar. En lo que son sus primeras horas en RB Leipzig, pegó con toda a la institución.

A sus 18 años, el canterano abandona Barcelona con apenas 18 partidos y un tanto que ilusionaron a los Culés con un nuevo referente para la mitad de la cancha. Lejos de traer paz, este diamante acabó enfrentado con dirigentes y cuerpo técnico gracias a su postura, por lo que el club acabó aceptando la oferta de los alemanes de cara a perderle gratis en enero de 2021. Moriba guardó silencio hasta hace unas horas.

“Los últimos meses han sido lo más difíciles de mi vida, hemos recibido mensajes feos pero hemos podido aguantar para poder estar aquí, no me merecía esos mensajes. Se han dicho muchas cosas que no son ciertas y nos tuvimos que mantener callados por el respeto que le tenemos al Barcelona, cosas que se han dicho en la prensa no han sido de juego limpio, se han dicho muchas mentiras, empezaba el volante en su presentación en Leipzig.

“No han sabido comportarse”

Acusó haber sido maltratado en el final de etapa en Cataluña: “Lo más importante es que estamos aquí y estoy contento por todo lo que he mejorado en el Barcelona, por el respaldo de la afición aunque en los últimos meses algunos no han sabido comportarse. No voy a juzgar a la afición por esa gente. Al Barcelona siempre lo tendré en mi corazón, han sido meses complicados pero ya se ha tranquilizado y le deseo lo mejor al Barcelona y a todos los jóvenes”.

“Me costó bastante dejar el Barcelona porque llevaba muchos años, toda mi vida. Ha sido difícil pero la oportunidad que me da el Leipzig creemos que es la mejor decisión que podíamos tomar. Quiero estar aquí y empezar a jugar”, finalizaba un Ilaix Moriba que ya es el último caso de un talento de la Masia que abandona el club en los últimos años. ¿Devolverá el golpe Laporta?