Hace apenas dos años que colgó los guantes, pero nunca descansó. Su cambio de rol fue automático: así como dejó de atajar, se convirtió en ayudante de campo, siempre en Inglaterra. Y ya salió campeón tres veces. Wilfredo Caballero se consagró hace apenas unos días con el Chelsea en Estados Unidos, como entrenador asistente de Enzo Maresca, quien reemplazó a Mauricio Pochettino en mayo del 2024.
Desde ese momento, el cuerpo técnico llevó al equipo a consagrarse en la Conference League y ahora en el Mundial de Clubes. Y no sólo eso: durante la temporada, el exarquero además debió asumir la responsabilidad de salir al campo como entrenador principal ante Everton, por un partido de la Premier League, ya que Maresca había sido suspendido por acumulación de tarjetas.
“¡Campeones del Mundial de Clubes! ¡Qué sensación estar en este club y tener la oportunidad de levantar trofeos de nuevo, pero con un rol diferente! Me siento muy afortunado. ¡Vamos Chelsea, carajo!”, fueron las palabras del asistente tras consagrarse con el equipo en el que juega Enzo Fernández.
Caballero y el trofeo del campeón del mundo. Foto IG Caballero
Casualidades o no, Willy fue parte del título que terminó clasificando a los Blues a este Mundial 2025. Es que el arquero en sus cuatro temporadas logró tres torneos: la FA Cup, la Europa League y la Champions League. Este último éxito aseguró su lugar en el debut de este campeonato organizado por FIFA.
Su trabajo con Maresca
“He tenido mucha suerte en mi carrera, tanto en la Premier League como en otros países, de haber trabajado con muchos entrenadores de primer nivel. Pero no creo que nadie esté tan bien preparado, tan centrado tácticamente y entrene los detalles para dar soluciones a los jugadores como él”, dijo en una entrevista con el sitio oficial del club.
“Lo sentí muy rápido. En el momento en que decidí terminar mi carrera como jugador, él me dio un espacio en su cuerpo técnico (primero en el Leicester City) y vi cómo entrenaba, gestionaba los momentos clave de la semana y cómo interpretaba el juego. También sabe hacerte sentir importante. Nos da momentos, o tiempo, durante la semana o el partido para hablar con los jugadores y ayudarlos. Así que creo que es un entrenador de primer nivel“, dijo sobre quien lo convocó para trabajar de nuevo en el Chelsea.
Su amistad comenzó durante su etapa juntos en el Málaga. Si bien sólo pasaron una temporada juntos en el club español, la relación entre ambas familias fue clave para mantener el contacto cuando se separaron.
“Solo jugamos juntos un año, pero me dio esa sensación, ya que venía de muy buenos equipos y había trabajado con muy buenos entrenadores. Siempre hablaba de fútbol, ya fuera de viaje o después de entrenar. Y su forma de hablar era diferente. No se trataba de ganar, sino de cómo ganar: qué hicimos mal, qué podríamos mejorar. Si encuentras a un jugador con esta interpretación del juego, creo que estás cerca de encontrar a un entrenador potencial”.
Con el Leicester City lograron el ascenso y el título en abril del 2024. Un mes después ya aterrizaban ambos en Chelsea para seguir triunfando en el fútbol inglés.
Un Caballero en el arco
Wilfredo Caballero tiene apenas 43 años y una carrera con varias vueltas olímpicas. Nació en Santa Elena, Entre Ríos y aunque al principio estaba entre el básquet y el fútbol, terminó inclinándose por el arco, al igual que su padre y que su hermana. Sí, tiene una hermana -Gabriela- que ataja en Arsenal de Sarandí, que disputa la Primera B de Argentina.
Willy y su hermana Gabriela en una visita a Arsenal. Foto Arsenal Femenino.
Su historia comenzó en el Club Santa Marta, entre el básquet y el fútbol, hasta que el destino —y un cambio táctico del DT— lo llevó al arco, como su padre. A los 14 años, llegó a las inferiores de Boca y no paró de crecer. Debutó en el 2001, de la mano de Carlos Bianchi, en un amistoso ante la Roma de Samuel, Totti y Batistuta, que hizo uno de los tres goles de la victoria 3-1.
Ese mismo año, pese a no atajar en su club, fue el titular en los dos partidos definitorios del Mundial Sub 20 jugado en Argentina. En las semifinales contra Paraguay y en la final con Ghana disputó los 90 minutos y se consagró campeón con aquel equipo de José Pekerman. Sin embargo, ese año no volvió a jugar en el club.
Jugó otros dos amistosos ya en 2002, uno de ellos un Superclásico en Mendoza que Boca ganó 4-0 y que se suspendió a los 15 del segundo tiempo por incidentes. En aquel partido volvió a demostrar su destreza para atajar su segundo penal ese verano (uno al uruguayo Fonseca de River y el otro a Enría, de Gimnasia). Después sí llegaría el debut oficial: en un partido que había quedado pendiente del 2001, en febrero del 2002 fue titular ante Newell’s.
Pese a ser parte del plantel que ganó la Libertadores 2003 y la Intercontinental (sin jugar), lo máximo que llegó a atajar Caballero fueron seis partidos en el Clausura 2004, por la ausencia de Roberto Abbondanzieri, el dueño del arco de Boca. Su último partido fue en julio de ese año, también en un amistoso, para irse al Elche de España.
Aquel 2004 también tendría otra alegría fuera del club: fue el arquero titular durante el Preolímpico en el que Argentina fue campeón y luego suplente en la consagración con el oro olímpico en Atenas, bajo las órdenes de Marcelo Bielsa.
En su llegada a España le costó lograr la actividad buscada en un principio y hasta tuvo que dejar de jugar por un tema familiar. En su paso por el Arsenal argentino comenzó a codearse con la titularidad y en su regreso a España, a mediados de 2006, tomó vuelo y empezó a demostrar sus condiciones. En total, fueron 171 partidos en el Elche y 133 en el Málaga, para luego llegar al país en el estaría su futuro: Inglaterra.
Fueron tres equipos: Manchester City, Chelsea y Southampton. Aunque alternó la titularidad, obtuvo varios títulos importantes: fue campeón de la Copa de la Liga inglesa con el City y logró la FA Cup, la Europa League y la Champions con el Chelsea. Ese último título que los catapultó al Mundial de Clubes.
Rusia y el Mundial que no fue
No guarda los mejores recuerdos del Mundial 2018, aunque fue el único que pudo disputar en la Mayor. Tras ser titular en el primer partido, un error en el 3-0 ante Croacia que terminó en el primer gol. Al siguiente partido, Jorge Sampaoli lo puso a Franco Armani, lo que generó un quiebre en el grupo.
Caballero en pleno trabajo en Chelsea. Foto IG.
“Sampaoli creyó que era lo conveniente, lo hizo y ya está. Si yo fuera fanático, lo hubiera mandado a la mierda. Pero no soy fanático, vivo de esto y trato de respetar a mis compañeros. Y el que entró hizo las cosas muy bien para jugar”, dijo tiempo después.
“En mi carrera me pasó que muchos entrenadores decidieron ponerme o sacarme: nunca pregunté y siempre lo asumí. Entonces, en ese momento, lo asumí y traté de apoyar al que le tocó jugar. Ojalá que en algún momento pueda ser entrenador para estar en ese lugar”.
Un momento especial
Su carrera futbolística dejó de ser prioridad cuando se enfrentó a un problema familiar. Su hija mayor Guillermina fue diagnosticada con un cáncer de retina cuando tenía 4 años, en el 2006.“Cuando nos enteramos decidimos dejar todo y volvernos al país. Nos vinimos porque nos dijeron que acá estaba el doctor Julio Manzitti, que es de los mejores del mundo en esa especialidad”, contó hace varios años.
Caballero, su esposa y sus hijas con el trofeo. Foto IG.
En ese momento, su carrera hizo una pausa. “Tengo mucho que agradecerle al cuerpo técnico de José Pekerman. Me dieron fuerza y motivos para seguir jugando, y a la gente del Arsenal, que me trató muy bien”. Cuando su hija se recuperó, regresaron a España. Fueron seis meses sin jugar y otros seis en el Viaducto, para recuperar su ritmo. Aunque lo más importante ya estaba: Guille estaba ok.
