Después del empate 2 a 2 en La Bombonera, la final de la Copa Libertadores de 2018 se tenía que definir en El Monumental. Esa tarde, el micro de Boca recibió agresiones cuando llegó al estadio de River. Pablo Pérez fue el futbolista que más herido terminó con un vendaje en su ojo. Fue trasladado a un sanatorio. Ese día no se disputó el duelo, se jugó días después en el Santiago Bernabéu, Madrid.

Hoy, dialogando en 90 Minutos con Sebastián Vignolo, recordó todo lo que pasó ese día: "Cómo voy a mentir con estas cosas. Yo no miento. Nunca hemos vivido una situación de esa manera. No porque sea River. Esa situación fue extrema. Hay una linea y se pasaron. Cayeron botellas de cerveza, piedras, gas pimienta. Muchas cosas que si te agarran la cabeza andá a saber si la contás, Después, ya está. Jugamos la final, la perdimos, pero lo de ese día no fue normal. Se pasaron".

Además, manifestó: "Todos queríamos jugar, pero algunos no podían. Ellos iban a tener mucha presión por jugar en su cancha, pero era muy difícil la situación. No somos máquinas. Había nervios, no se podía jugar. Sí se podía jugar 7 días después en el estadio, pero se tomaron otras decisiones".

Después, lo que todos saben. River ganó 3 a 1 en Madrid: "Estuvimos a 20 minutos. Fue un quiebre para todos. También para la historia de los dos clubes, para la carrera de algunos. En mi situación fue muy puntual. Ese era el último partido. Por ser capitán y referente, para mí si perdía me tenía que ir del club. Si ganaba quedaba en la historia. Estuvimos a 20 minutos".

"Sí, fue la peor derrota. Sin dudas. Fue un quiebre en mi carrera. La final de la Libertadores, que para mi fue mi techo. La verdad que cuando me tocó perderla me doló muchísimo, me costó asimilarlo. No podía mirar el partido, analizar nada. No volví a verla, jamás. Hay cosas peores que perder la final. Un descenso o cosas particulares personales como perderse un mundial por lesión. Esas son cosas más dolorosas. Perder esta final fue tremenda, pero hay cosas que duelen más", cerró.