Apenas 25 años tiene Leandro Paredes. Una edad muy baja para un jugador profesional que ya tiene siete años en el fútbol europeo: fugaz experiencia en el Chievo Verona, de menor a mayor en la Roma, titular en el Empoli, figura estelar del Zenit y hoy protagonista del Paris Saint-Germain hace dos temporadas.

En una entrevista con TNT Sports, el exjugador de Boca confesó un interés inédito de cuando daba justamente sus primeros pasos en la Primera del Xeneize: lo quiso fichar la Juventus, que lo veía como un futuro reemplazante de Andrea Pirlo para un futuro. La idea de llevarlo desde joven en los juveniles y después potenciarlo. Finalmente, el campeón del mundo con Italia en Alemania 2006 dejó el club en 2015, pero su lugar no lo ocupó Paredes.

"Mi padre me lo dijo siempre, que iba a jugar de 5 y yo le decía que estaba loco, mi representante lo mismo, que no podía jugar ahí. Es más, en 2011 un coordinador de la Juventus me quiso comprar y me dijo que me compraba sólo para que sea el reemplazo de Pirlo en ese momento. Mi representante le dijo que estaba loco, que yo de 5 no podía jugar y me quedé en Boca", confesó.

Y sí, lo más insólito fue que justamente Paredes, quien en Argentina hasta lo veían como el reemplazante ideal como Diez de Juan Román Riquelme, se fue retresando cada vez más en el campo de juego hasta ser hoy un mediocampista que está más cercano a la defensa que al ataque: "Dos años después terminé jugando de 5", agregó entre risas desde París, donde está bajo las órdenes de Thomas Tuchel.

"Llegué a Empoli un viernes, cuando ya se habían jugado dos fechas del torneo, y el domingo debuté contra Napoli. Al día siguiente, el técnico me dijo que me quería de 5 porque quería un jugador de mis características en esa posición. Me gustó mucho desde el primer día y desde ahí no salí más. Nunca había jugado en esa posición, nunca pensé que iba a jugar de 5", agregó.

Por último, respondió: "A ese director deportivo lo tuve después en Zenit. Se reía porque me quiso comprar tres años seguidos y no fui nunca. Cuando me tuvo en el Zenit, justo me salió la posibilidad de irme y me dijo: 'No, te quise comprar durante tres años y ahora que te tengo no te voy a vender tan rápido, ja'. Y me quedé seis meses más".