¡Vaya noche vivió Canelo Álvarez en el AT&T Stadium de Arlington! No solo por haber derrotado a Billy Joe Saunders por nocaut técnico en el octavo round, asegurándose el tercero de los cuatro cinturones mundiales que debe conseguir para ser el campeón indiscutible de las 168 libras, sino por haberlo hecho nada menos que en el fin de semana de los festejos del 5 de Mayo y ante una verdadera multitud que rompió récords.

Es que gracias a los más de 73 mil espectadores que acudieron a verlo, superó el récord de 63.352 que congregaron Muhammad Ali y Leon Spinks, en el Superdomo de Nueva Orleans, en 1978. Así como el récord de un mexicano peleando en texas que ostentaba Julio César Chávez, con 63 mil fanáticos viendo su pelea ante Pernell Whitaker.

Pero tal vez el momento que Canelo recordará por siempre haya tenido lugar después de consumada su victoria, cuando se encontró con el propio Julio César y recibió su felicitación por haberlo destronado en lo que a niveles de convocatoria se refiere. "Quiero felicitarte. Rompiste un récord que supuestamente no se iba a romper", le dijo la leyenda tras recibirlo en un abrazo.

Pero fueron las palabras que le dijo el tapatío a continuación las que dieron la vuelta al mundo, como muestra de la humildad que caracteriza a quien es el mejor peleador libra por libra de la actualidad. "Yo no quiero ser mejor que usted. Usted es mi ídolo. Yo quiero hacer mi propia historia".

Tal vez, el encuentro entre dos de los más grandes boxeadores mexicanos de todos los tiempos haya puesto fin a un distanciamiento fogoneado por la prensa, que levantó recelos de ambos lados. Al final de cuentas, los dos han peleado por lo mismo. Por la gloria personal y para ser orgullo de los fanáticos mexicanos del boxeo.