José Carlos Ramírez no pudo cumplir con el objetivo que había estado esperando desde hace tiempo. En el Virgins Hotel Las Vegas, el américoestadounidense cayó por decisión unánime ante Josh Taylor, quien le arrebató los cinturones del CMB y la OMB para añadirlos a los que tenía de la FIB y la AMB, volviéndose el campeón mundial indiscutible de las 140 libras.

La derrota es todavía más dolorosa para Ramírez porque sabe que durante los primeros dos asaltos pudo imponer condiciones, llegando limpio con sus golpes tanto al cuerpo como al rostro de Taylor. Pero de a poco, el escocés lo fue llevando a su maraña de fricción y entrar en ese juego la costó la pelea.

Taylor abrazó y tiró golpes al filo del reglamento, que llevó a Ramírez a tocarse en reiteradas ocasiones la nuca, como buscando que el árbitro de la pelea le hiciera a su rival algún tipo de advertencia. No sucedió y el californiano se fue de la pelea por momentos, dando lugar al crecimiento de su oponente.

En el sexto asalto, para colmo, llegaría su primer derribo luego de un gancho de Taylor que lo tomó mal parado. Y en el séptimo, un error que pagó muy caro: salió sin resguardo de uno de los tantos clinch que propuso el escocés y este lo conectó con un uppercut que lo mandó a la lona por segunda vez. Entonces, la diferencia en las tarjetas fue indescontable.

“Él aprovechó algunos de esos clinches pero me levanté y traté de dar lo mejor de mí y ser inteligente. Nunca me lastimé. Estaba consciente. Me decepcionaba cada vez que sucedía. Traté de apagarlo y volver a mi ritmo. Pero en general fue una buena pelea. Con suerte, volveré y aprenderé de mis errores. Ganas algunos y pierdes algunos”, dijo Ramírez en sus primeras declaraciones post pelea.

Y en referencia a los errores que le costaron caro, agregó:“Sentí que conecté algunos tiros limpios. Todo se redujo a los clinches. Soltaba sus manos tan pronto como tenía su oportunidad y creo que esperé que el árbitro actuaray fue una falta de experienciade mi parte”.