El 6 de marzo de 2022 aconteció el episodio más trágico en la historia del futbol mexicano relacionado con la violencia. Aficionados de Gallos Blancos propinaron una brutal golpiza a aficionados del Atlas. Las imágenes de lo sucedido rápidamente dieron la vuelta al mundo y la prensa internacional le puso adjetivos como “salvaje” e “inhumana” a la tragedia.

Padres corrieron despavoridos junto a sus hijos para huir de la barbarie. Mujeres con camisetas rojinegras debieron pedir prendas prestadas para cubrirse porque de lo contrario iban a ser despojadas de las playeras y quedar expuestas a violencia sexual. Hombres debieron cargar a sus novias o hijas porque el shock les impedía movilizarse. Nada estaba bien, todo estaba mal. Y en ese marco de postales desgarradoras, la ausencia de policías dentro y fuera del estadio.

 

«Una sudadera, cuando eres visitante, es muy importante porque cuando acaba el partido te la pones. Cuando sales del estadio puedes toparte con gente o grupos del equipo local y te pueden hacer algo. Por eso la sudadera es importante, para taparte tu playera. Bueno, no nos dejaron pasar nada, ni siquiera sudaderas. Nada, nada, nada», narró Sebastián. S., aficionado atlista que estuvo en el estadio, a Bolavip México.

Sebastián fue uno de los seguidores rojinegros que alcanzó a esconderse en compañía de su novia dentro del vestidor del Atlas, lugar donde el cuerpo técnico del equipo tapatío ocultó a aficionados para evitar que fueran golpeados. El detalle que menciona de las sudaderas es relevante porque de esa manera quedaron desprotegidos los atlistas para ser rápidamente identificados y golpeados. De igual forma, las aficionadas atlistas corrieron el riesgo de sufrir agresiones sexuales porque violentadores buscaban quitarles la playera con la excusa de que vestían los colores visitantes. 

Lo anterior coincide con el testimonio de Danna N., aficionada que acudió al Corregidora por primera vez. Desde que llegó al estadio notó que la revisión de seguridad para acceder al estadio era exhaustiva con los aficionados del Atlas, no así con los de Gallos Blancos, a quienes incluso no se les hizo supervisión para ingresar.

También pudo comprobar que la policía no tenía ninguna intención de intervenir. De hecho, tal como lo describe en entrevista con Bolavip México, parecían estar enterados de lo que iba a pasar al interior del inmueble: «Había patrullas en el estacionamiento, aproximadamente seis patrullas de camioneta. Fui una de las primeras personas que pude avisar a la policía de lo que estaba pasando adentro. 

Me acuerdo perfecto que les dije “adentro se van a empezar a matar”, así le dije. “Se van a empezar a matar, se están golpeando”. Entonces me respondieron “¿ah, sí?”, esa fue su reacción. Me dijeron: “pues por eso entonces nosotros ya nos vamos”. Agarraron y prendieron sus patrullas, se fueron. Hasta se me pone la piel chinita ahorita que recapitulo todo. Nosotros nos quedamos preguntándonos qué estaba pasando».

Esta versión de Danna N. se aproxima a la percepción que tienen aficionados atlistas agredidos de que se trató de un ataque orquestado. «Esto no fue un pleito entre barras, eso es lo que tiene que quedar clarísimo. Esto no fue un pleito entre barras. Esto fue una emboscada planeada, organizada, en la cual el club Querétaro tiene mucho que ver», asegura Sebastián S.

Pero, ¿por quién? ¿Por qué? Hasta la fecha siguen sin esclarecerse las causas de la tragedia que, entre varias situaciones cuestionables, no dispuso de un operativo de seguridad protocolario y a la orden previo, durante y después del partido, mismo que culminó con la suspensión por la golpiza propinada hacia seguidores rojinegros.

De todas las imágenes que circularon rápidamente en Internet, las que más conmocionaron a la opinión pública fueron aquellas en las que aparecían hombres desnudos en estado inconsciente y masacrados. Las críticas no se hicieron esperar, tampoco los cuestionamientos con relación a la evidencia de la atrocidad: ¿Qué necesidad o intención había por desnudarlos?

Usuarios de redes sociales que radican en entidades azotadas por la violencia en el país comentaron en Twitter que así opera el crimen organizado con sus víctimas. Esta teoría tuvo eco después de que un comando armado ejecutara en 2015 a 10 personas en un depósito de cerveza en García, Nuevo León; siete de las víctimas estaban desnudas.

Sin embargo, desde entonces a la fecha, ese patrón de agresión se ha manifestado con violencia hacia la mujer, pleitos entre pandillas y riñas callejeras. No es exclusivo del narcotráfico. «Despojar a las víctimas de su ropa expone que busca tener a la persona contenida en un lugar. Cuando movilizan gente y necesitan tenerlas contenidas, la desnudez permite que las personas se sientan vulnerable», expuso Aurelio Coronado, experto en psicología forense de la Universidad Autónoma de Aguascalientes, a la periodista Syndy García para el artículo Desnudan a víctimas para someterlas

Lo acontecido en Querétaro con los hombres desnudados fue una expresión violenta cuyo mensaje es demostrar que el sometimiento y abuso de la vulnerabilidad constituyen una extensión de la agresión física mediante la humillación hacia la víctima y la jactancia de poder por parte del agresor. La tragedia del estadio Corregidora visibilizó una violencia que se reproduce y se expande a nivel nacional, en varios casos de puertas hacia adentro para controlar e inmovilizar por el miedo a quien es violentado. En su mayoría, mujeres.