La expectativa era muy alta. Si se habla del mayor representante de boxeo en Latinoamérica se nombrará a Canelo Álvarez e incluso Saúl entra en la lista de los mejores libra por libra de la actualidad, así que la presión que tiene sobre sus hombros está justificada. El mundo se paraliza cuando aparece en el cuadrilátero, pero esta vez el planeta se “durmió” con su presentación ante William Scull este sábado 3 de mayo.

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Después de haber peleado con Edgar Berlanga en septiembre del año pasado, todos esperaban que Canelo se midiera con alguien de mayor calibre. Perfecto, no le quedó otra opción que enfrentar a Scull si quería volver a ser campeón indiscutido del peso supermediano e ir con todo el reinado a verse las caras con Terence Crawford, pero eso no justifica para nada la falta de espectáculo.
Canelo aburrió ante Scull, pero se llevó una fortuna igual
Saúl le echó la culpa a Scull de su falta de actividad y explicó que el cubano solamente se dignó a resistir. Sí, lógico que esto es correcto y es que el bueno de William tenía la misión de terminar el duelo de pie, pero no es suficiente. Pongámoslo en términos futbolísticos: cuando un equipo tiene la posesión del balón, mientras otro se limita a defender para encontrar un error y salir rápido de contraataque, el que más busca el arco rival no se resigna a la propuesta del adversario y lo culpa por no ser capaz de vulnerarle la portería. No, deben existir los méritos ofensivos, la movilidad, la sorpresa y así puede llegar ese gol tan deseado.
Con esto convivió durante años el Barcelona de Pep Guardiola y se cansó de ganar títulos. Incluso, todos los equipos del español siempre se caracterizaron por sufrir planteamientos defensivos en contra. Canelo es tan top como el conjunto culé o el entrenador como para tener las mismas obligaciones. “El boxeo no es como el futbol, con una mano te mandan a dormir, mientras que un gol es totalmente remontable”, podrá decir alguno y claro que tiene razón, pero el análisis debería ser un poco más profundo.
Una estadística letal indica que fue la pelea por título en la que menos golpes se lanzaron en los últimos 40 años. Según los datos recogidos, Canelo tiró apenas 152, mientras que para Scull fueron 293 para sumar un total de 445. Esto deja a las claras lo que sucedió en Medio Oriente entre el mexicano y el cubano.
Desde el primer round hasta literalmente el último que Álvarez mostró su frustración por el nivel de Scull y solamente en la vuelta 12 presionó y descargó su impotencia sobre la humanidad del cubano que escuchó el campanazo final y cumplió con su objetivo, lejos de amargarse por no haber sido decretado el ganador. Ni volados, tampoco ganchos al cuerpo o algún recto capaz de sorprender aparecieron en el repertorio del mexicano y el público lo vio: el show nunca se presentó en escena.

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Hay que ponerle la cereza al postre. 100 millones de dólares son los que ganó Canelo ante Scull en la que fue su primera pelea trabajando junto al magnate árabe Turki Al-Alshikh. Ante Crawford, en apenas unos meses (septiembre), se espera que ese número ascienda a 150 millones y el público no pide mucho. Tanto los que pagan su entrada para estar en el lugar de los hechos, como los que abonan su respectiva membresía para ver el evento a través de sus pantallas quieren disfrutar de ver las habilidades de las estrellas al máximo, algo que con Saúl no viene sucediendo muy seguido.





