Parecía que aguantaba San Lorenzo con el gol de Belluschi, pero Wanchope anotó en la última jugada el 1-1. Un partidazo, con polémica, en el Tomás Adolfo Ducó.
En medio de un clima de reinserción del Globo después del traumático suceso ocurrido en Caracas, reflejado en la derrota sufrida por la Copa Libertadores, se jugaba el clásico en el Tomás Adolfo Ducó de Parque Patricios.
La intensidad, propia de un cotejo de esta magnitud, no se ausentó ni un minuto. Las aproximaciones sobraron en la primera parte, en relación al número de remates. El descanso encontró a dos rivales sin poderse sacar ventajas, ni en la cancha ni en el marcador.
En una mitad marcada por la fricción, Ezequiel Cerutti le puso el centro perfecto a ras del piso a Fernando Belluschi para que defina y abra el marcador para el Ciclón.
Un final marcado por polémica. Las discusiones y la tensión iban en aumento por jugadas puntuales pero la expulsión de Mario Risso, tras una barrida de atrás a Mauro Matos.
Lo aguantaba San Lorenzo en su campo, recluido como nunca en este torneo. Pero apareció Wanchope Ábila, con la sangre goleadora en las venas, en el área chica a los 94′.
Una sonrisa de oreja a oreja para Huracán, que tuvo a Diego Mendoza y Patricio Toranzo en los palcos, que festejó mucho más que un empate ante el clásico rival.
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