El pasado sábado 24 de noviembre, el micro de Boca fue apedreado por hinchas de River y el final terminó como todos ya sabemos: partido suspendido y postergado para el próximo domingo en el Santiago Bernabéu.

Horacio Paolini, vicepresidente del club xeneize, fue clave para que ese día no haya pasado una tragedia en los alrededores del Monumental: "Fue un momento muy duro, muy triste. Me asusté mucho porque el chofer se desvanece y le veo sangre en la camisa. Pensé lo peor en ese momento".

En una entrevista con 90 Minutos de Fútbol, Paolini relató cómo fue la situación cuando empezaron a caer los piedrazos al micro: "Si no agarraba el volante era una tragedia porque eso pasó cuando estábamos tomando la curva. Yo le pregunto al Gringo (el chofer) si estaba bien y me dice 'no' y le entran cómo unas lágrimas. Se fue contra el volante y me desesperé porque el micro se iba contra la multitud. Tuve que torcer el volante sin tener el control de los pies, sin poder frenar ni acelerar. Algo uno de idea tiene en el manejo de estos vehículos pesados y por suerte salió todo bien. Al desvanecer él, el peso de la pierna fue hacia el acelerador. El primer obstáculo fue la moto de la Policía pegada y después la gente. Cuando quise avisar que el chofer estaba mal empezó a bajar todo el gas lacrimógeno. Vi a todos los chicos en cuero, desesperación, vidrios rotos, sangre, a Pablo (Pérez)...".

Por otra parte, contó que antes de llegar a la curva ya se veía venir una situación de peligro, pero que nunca imaginó que fuese la que terminó sucediendo: "Tengo mucho años yendo con el plantel y uno cuando llega a esa curva le dije al Gringo 'ponete anteojos'. Cuando explota la ventanilla del Gringo explotan todos los vidrios y por suerte teníamos los anteojos. Pero esto fue inusual. Si uno valla a esa zona y corre a la gente 50 metros, no llega una piedra. Fue algo desesperante pero con suerte porque de ahí a perder un ojo o que mate a alguien la línea es muy fina".

Sin dudas, el episodio podría haber sido mucho más negro de lo que fue.