Aunque Claudio Chiqui Tapia, presidente de la AFA, insista en hacernos creer que todo es parte de un plan que está cumpliéndose en los tiempos previstos, lo cierto es que los directivos del fútbol argentino no tienen ni idea de a quién ofrecerle el cargo de entrenador de la Selección Argentina.

Por ahora, y tal vez durante todo el primer semestre de 2019, continuará Lionel Scaloni, único sobreviviente del improvisado proceso que tuvo a Jorge Sampaoli a la cabeza y que terminó en un nuevo fracaso mundialista. Sin embargo, a nadie se le ocurre, ni siquiera a los propios futbolistas, pensar que sea este quien los llevará a la próxima Copa del Mundo.

El problema del fútbol argentino parece ser que al entrenador de la Selección no lo eligen los que saben. Ya lo dijo Fernando Signorini, expreparador físico de La Albiceleste, cuando expresó: "El entrenador de Argentina lo va a elegir Hugo Moyano, que te puede recomendar un camión para tu empresa, o Daniel Angelici, que te puede aconsejar en qué negocio invertir el dinero; pero de fútbol no saben nada. Imaginen que el menos malo es Chiqui Tapia".

Y se coincida o no con los nombres propios, hay mucho de verdad en las palabras de Signorini. De otra manera no se explica que una dirigencia se deslumbre cada tres partidos con un nuevo entrenador, sin pensar en un proyecto de largo plazo. Solo falta que lo vayan a buscar a Santiago Solari, ahora que llegó al primer equipo del Real Madrid y acumuló cuatro victorias consecutivas que hicieron olvidar, en parte, los dolores de cabeza que a los Merengues les estaba trayendo Julen Lopetegui.

El Indiecito ya tiene su licencia de primer entrenador, pero son pocos los que creen que una vez finalizada la temporada vaya a seguir al mando de la plantilla del equipo más poderoso del mundo. Los tiempos le calzan perfectos a la AFA. Aunque para seguir improvisando, claro, mejor será quedarse con Scaloni.