Las cosas no han empezado nada bien esta temporada para los Golden State Warriors, que actualmente cuentan con el peor récord de toda la NBA tras 19 partidos, ganando tan solo 4 de ellos.

En este sentido, la frustración ya se puede notar en el seno de la organización y más en el entrenador Steve Kerr, que consideró que el esfuerzo defensivo de sus pupilos ante los Bulls era inaceptable.

Es por eso que, en pleno tiempo muerto, Kerr rompió su pizarrón para expresar su molestia con los muchachos, cortándose la mano y viéndose obligado a envolverla con una toalla para contener la sangre.

Soprendente y afortunadamente, este incidente terminó siendo el catalizador que motivó la remontada del equipo de la bahía para cerrar con mucha fuerza y mejorar la transición defensiva.

Igualmente, esta historia refleja a la perfección lo que ha sido esta temporada para los Warriors, plagados de lesiones desde el inicio del año y con muy pocas oportunidades de llegar a los playoffs.