Gracias a que el fútbol no entiende de razones, las famosas y respetadas “cábalas” forman parte de la cultura de un sinfín de fanáticos del deporte.
Lógicamente, si bien los hinchas tienen sus propios amuletos (ponerse la camiseta a un horario en particular previo al partido, sentarse siempre en la misma butaca, etc.), lo cierto es que este estilo de vida también se transmitió al campo de juego (más precisamente a los jugadores).
Uno de lassupersticiones que más se impone al jugar una final es una clara: al ingresar al campo de juego, bajo ningún concepto, por más que se vea atractivo, no hay que tocar el trofeo que el ganador alzará al final del compromiso.
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Eso fue justamente lo que el deportista Rony de Atlético Paranaense no pudo cumplir mientras saltaba al campo de juego para jugar la final de la Recopa Sudamericana.
El deportista en cuestión se tomó unos instantes mientras comenzaba a pisar el verde césped del Estadio Monumental y deslizó su mano por sobre el trofeo. El cábala fue incumplida y, para el alivio de los que tradicionalmente son catalogados como “cabuleros”,finalmente River se coronó campeón del certamen internacional.