La semana pasada, en el marco del partido de ida de la tercera fase de la presente temporada de la Copa Libertadores de América, Santos, último finalista del mencionado certamen continental, dio el gran golpe en territorio argentino y le propinó un baño de agua fría a San Lorenzo de Almagro al derrotarlo por 3-1 en el Nuevo Gasómetro.

De esta manera, el Peixe, actualmente comandado tácticamente por Ariel Holan, quedó con un pie y medio en la fase de grupos de la Copa Libertadores, instancia donde esperan Boca Juniors -a quien eliminó en enero pasado en la instancia de semifinales tras derrotarlo por 3-0- Barcelona Sporting Club de Ecuador y The Strongest de Bolivia.

Sin embargo, esto es fútbol, dinámica de lo impensado. Y con la esperanza de poder dar vuelta la serie y meterse así en la próxima instancia de la Copa Libetadores, el equipo que encabeza Diego Dabove se presentó en Brasil sabiendo que tiene que hacer tres goles como mínimo. Pero lo cierto es que el primer festejo fue para los locales.

Cuando transcurrían jugados 22 minutos de la primera parte, quien apareció en escena para romper con la monotonía fue Marcos Leonardo, joven delantero de Santos que ya había expuesto grandes cartas en los últimos partidos. Desde un ángulo absolutamente imposible, el artillero sacó un remate que se coló en la portería del Ciclón.