Hace un puñado de días, el pasado viernes 27 de enero de 2023, se cumplieron 78 años de la llegada del ejército soviético al infame campo de concentración de Auschwitz. El campo de exterminio que más víctimas dejó la Alemania nazi y donde el mundo comenzó a enterarse de las atrocidades del régimen de Adolf Hitler. Por eso, desde el año 2005, cada 27 de enero, se conmemora el Día del Holocausto, en homenaje a los damnificados en esas máquinas de muerte.
La locura nazi se dedicó a perseguir a judíos, homosexuales, gitanos, enemigos políticos y toda persona que no cumplía con los estándares que buscaba Hitler. En esa bolsa cayeron también los deportistas y, cuando la derrota alemana en el conflicto bélico cada vez era más clara, más se aceleraba la muerte.
Sin diferencias de nacionalidad:
Los nazis no hacían ningún tipo de diferencia a la hora de matar y torturar. No importaba si la víctima era un exitoso deportista alemán. Si era considerado inferior el final iba a ser igual al de los prisioneros “convencionales”. Es más, los nazis tenían más odio hacia los judíos que hacia sus beligerantes enemigos como los franceses o los británicos.
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Es por eso que los nazis no tuvieron el más mínimo remordimiento en asesinar a sangre fría a varios de sus mejores deportistas. Como la atleta y plusmarquista mundial Lilli Henoch. Ella fue campeona de diez campeonatos nacionales alemanes y rompió cuatro récords del mundo en lanzamiento de disco, de bala y en la posta 4×100 metros llanos. En 1942 fue deportada junto con su familia al Gueto de Riga, capital de Letonia, y fue fusilada junto a su mamá en una fosa común.
Por ser judía no pudo formar parte de la delegación alemana en los Juegos Olímpicos de Berlín 1936. Seis años después fue enviada a Riga. Los nazis enviaban a los prisioneros al este, para mantenerlos lo más lejos posible de los ojos de occidente.
Los primos Flatow:
Un destino parecido corrieron los primos Flatow: Alfred y Gustav. Ambos gimnastas y nacidos en Gdansk, hoy Polonia y motivo que usó la Alemania nazi para invadir Polonia en 1939. Los dos fueron campeones olímpicos en Atenas 1896, los primeros Juegos de la historia, en gimnasia. Los dos, también fueron asesinados en el campo de concentración de Theresienstadt, aunque en fechas desconocidas.
Los Flatow fueron los artífices de los primeros oros olímpicos en la historia de Alemania. Pero los nazis no hacían diferencias de ningún tipo. Compitieron juntos en barras paralelas y barra fija. Pero, al igual que Henoch, las nefastas Leyes de Nuremberg los dejaron sin la posibilidad de hacer deporte.
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Los dos buscaron refugio en los Países Bajos, pero cuando los nazis llegaron allí fueron tomados como prisioneros. Alfred murió de hambre en 1943. Gustav fue enviado al mismo campo en el mismo año y no pudo resistir. Falleció en enero de 1945, aunque no se sabe con precisión el día.
Estos son apenas tres ejemplos de los varios deportistas alemanes que fueron asesinados en un campo de concentración durante la Segunda Guerra Mundial. Todos los 27 de enero, también se conmemora a ellos. Por su memoria, para recordar algo que nunca más debe repetirse.