Para los especialistas en la lucha contra el doping, la batalla suele ser desigual. Básicamente porque los avances y medidas suelen llegar un tiempo tarde para frenar la despiadada maquinaria que efectiviza el dopaje (en muchos casos, sistemático). Las evidencias y ejemplos son claros: desde el caso de Lance Armstrong a Rusia (¿fue el único?) y su sistema dopante que dejó a sus atletas fuera de los Juegos de Río 2016 y que, recién, en Tokio 2020 pudieron competir bajo la bandera del Comité Olímpico Ruso (ROC). En suma, Rusia fue sancionada por la Agencia Mundial Antidopaje luego de que se desmantelara el programa de dopaje impulsado por el gobierno de ese país. Por ello, Rusia no puede tener representantes ni en Juegos Olímpicos, Paralímpicos ni en campeonatos mundiales. En un principio, la sanción iba a estar vigente por cuatro años, pero la medida fue reducida a dos años por el Tribunal de Arbitraje Deportivo y quedó fijada para el período comprendido entre el 17 de diciembre de 2020 y el 17 de diciembre de 2022.
Tarda, claro, pero la sanción llega y cae como una guillotina. Para eso, la Agencia Mundial Antidopaje (World Anti-Doping Agency, WADA en su singla en inglés por) libra una batalla permanente por detectar a los tramposos y sus escurridizas técnicas de dopaje. En función de ello, la AMA busca reinventarse año a año en busca de sumar nuevas tecnologías que les permitan igualar esa partida.
Tras las pruebas exitosas en Juegos Olímpicos y Paralímpicos de Tokio a partir de la utilización de los controles de manchas de sangre seca (DBS), la AMA confirmó su utilización de manera rutinaria en los Juegos de Invierno de Pekín 2022. Además, ratificó que seguirá financiando proyectos que vinculan la inteligencia artificial (IA) en la lucha contra el dopaje. Se trata de, al menos, cinco proyectos en Canadá, Francia y Alemania, en los que se busca examinar si la IA puede detectar indicios de uso de drogas que pudieran eludir incluso a los investigadores experimentados. En este camino, la agencia lidia con los asuntos éticos relacionados con la tecnología. “La inteligencia artificial es una área por explorar y la WADA cree que hay un enorme potencial para que sea empleada en el anti-doping, especialmente en lo que se refiere al análisis del big data. Con el paso del tiempo creemos que tendrá un impacto enorme. Estos proyectos lanzados nos ayudarán a arrojar luz sobre su potencial dentro del contexto de las pruebas antidoping y estamos encantados por poder ser una pieza clave de investigación”, precisó Dr. Oliver Rabin, integrante del equipo de la WADA,
Durante una intervención en una conferencia organizada por el Ministerio de Juventud y Deportes de Bulgaria, el presidente de la AMA, el polaco Witold Banka, destacó los avances en este tipo de análisis. “Es un momento muy emocionante. Son este tipo de innovaciones científicas las que nos están ayudando a responder a los complejos retos a los que nos enfrentamos. Para sobrevivir, siempre debemos seguir avanzando. Nos esforzamos por mejorar la sofisticación del enfoque de la comunidad mundial antidopaje para capturar y disuadir a los tramposos”, sostuvo. Banka intervino de manera virtual en la conferencia “Colaborar para innovar”, organizada por el gobierno búlgaro en apoyo con la Unión Europea, que contó también con expositores de la Comisión y el Parlamento Europeo y de federaciones deportivas.
Hasta ahora los programas antidoping de la AMA introdujeron diferentes sistemas como el pasaporte biológico, el sistema de TUE (para el uso de medicamentos con autorización) y los controles fuera de competición. Pero, con el paso hacia la IA, se busca sumar nuevas herramientas para potenciar esta batalla que la AMA, a priori, sabe que va un paso atrás.