Los Juegos Olímpicos, sean de verano o de invierno (o ambos), regalan miles de historias. No sólo de quienes ganan. Sobran los ejemplos, claro: desde Eddie Edwards (Eddie El Águila) a Pita Taufatofua, Hamadou Djibo Issaka o Eric Moussambani. O de grandes e inspiradores ganadores, desde Michael Phelps, Usain Bolt o Simone Biles. La lista, por supuesto, podría ser amplia, amplísima.
Sin embargo, de todos ellos, sólo hay seis deportistas que ostentan el privilegio de haber obtenido medallas en los Juegos Olímpicos de verano y de invierno. En ese marco, a lo largo de la historia olímpica, poco más de 130 deportistas, hasta ahora, compitieron en ambos eventos. Pero apenas seis consiguieron colgarse una medalla en sendos eventos. Por eso, a ese grupo se lo llama el
.
El primero que se unió al selecto club fue el estadounidense Eddie Eagan (26 de abril de 1897 – 14 de junio de 1967). Abogado y boxeador, el pugilismo le permitió ganar una medalla dorada en los Juegos Olímpicos de Amberes 1920. Lo hizo en la categoría peso ligero. Su etapa como deportista de verano cambió por una llamada que recibió a principios de 1932. Jay O’Brien, integrante del equipo olímpico de bobsleigh norteamericano, le quería proponer algo novedoso. Hasta allí, único. Quría que Eagan se uniera al equipo de bobsleigh (el deporte de la película Jamaica Bajo Cero), porque uno de los cuatro integrantes se había lesionado. A contrapelo de lo que hubiera pensado cualquier mortal, Eagan no lo dudó, aceptó y participó de la cita en Lake Placid 1932. Hasta esa comunicación, Eagan poco sabía sobre el deporte y la nieve. En los meses previos, se entrenó y en la gran cita deportiva no desentonó: se colgó la dorada. Por ese dueto de medallas de oro, Eagan es, asimismo, el único deportista en ganar la dorada en Juegos de Verano como en los de Invierno en diferentes disciplinas.
El segundo en unirse al Club fue el noruego Jacob Tullin Thams (7 de abril de 1898 – 27 de julio de 1954). Para los expertos, se trata del mejor saltador de esquí durante la década de 1920. Con la llegada de los Juegos de invierno, los primeros fueron en Chamonix en 1924, el salto en esquí se hizo parte de movimiento olímpico invernal y el noruego aprovechó la oportunidad para imponer su talento ante los mejores de su época.
El noruego ganó la dorada en salto de trampolín largo que lo convirtió en el primer campeón olímpico de la historia de este deporte. En Berlín 1936, participó como miembro del equipo noruego de vela de 8 metros y ganó una medalla de plata.
Los Juegos Olímpicos, tanto de verano como de invierno, se hicieron desde su instauración durante el mismo año. A mediados de la década del ´80, la incursión de los medios masivos de comunicación empezaron a poner sobre la mesa la idea de desglosar las citas para acaparar su atención y, según argumentaron desde el COI, para poder hacerlos cada vez más globales y universales. Por eso, 1992 fue la última vez que los dos eventos se disputaron el mismo año. Antes de ese cambio, la alemana Christa Luding-Rothenburger no solo se unió al Club, sino que se convirtió en la primera mujer integrante del sexteto en ganar las medallas en el mismo año: en 1984. Primero, ganó la medalla de oro en los Juego Olímpicos de invierno de Sarajevo. Lo hizo en los frenéticos 500 metros de patinaje de velocidad. Cuatro años antes había comenzado a incursionar en el ciclismo de pista, para dedicarse a ese deporte durante la temporada baja. Es decir, en el verano europeo. Tan talentosa era Christa que, en 1986, fue campeona del mundo de ciclismo. No contenta con lo hecho, la alemana nacida el 4 de diciembre de 1959, tuvo su pico de rendimiento en 1988. En verano y en invierno. En el frío de Calgary ganó una de oro y una plata en patinaje. Mientras que el caluroso verano de Seúl, se alzó con la plateada en la prueba de velocidad de ciclismo de pista.
El cuarto caso, el de la canadiense Clara Hughes (27 de septiembre de 1972), podría ser considerado como similar al de Christa porque las medallas son en los mismos deportes. Si bien el patinador de velocidad Gaétan Boucher le sirvió de inspiración a Hughes para sumarse al deporte, finalmente se inclinó y prefirió el ciclismo.
En Atlanta 1996 logró la medalla de bronce en las pruebas de ciclismo de ruta y contrarreloj. Con ese antecedente se dedicó a entrenarse y competir lo más posible. Todo lo que quería no era repetir sino mejorar lo realizado para Sídney 2000. Pero se quedó afuera del podio. Con la frustración deportiva a cuestas, Clara decidió volver al patinaje y no se equivocó. Pasados poco más de 17 meses de Sídney, aparecieron en su hoja de ruta los Juegos de Invierno de Salt Lake City 2002. Allí, cosechó su tercera medalla de bronce, en los 5000 metros. Luego, en Turín 2006, logró una de oro y una plata y, en Vancouver 2010, consiguió otro tercer lugar.
La quinta integrante, otra mujer, es la estadounidense Lauryn Williams. Destacada velocista que ganó la medalla de plata en los 100 metros de los Juegos de Atenas 2004 y, también, una de oro en la posta 4×100 de Londres 2012 (no participó de la final).
En ese interín, sumó tres doradas y una plateada en campeonatos del mundo. Su medalla invernal la consiguió en los Juegos de Sochi 2014, tras terminar segunda en bobsleigh de a dos, a solo una décima de las campeonas olímpicas.
El último en recibir la membresía del Club fue el norteamericano Eddy Álvarez (30 de enero de 1990). Patinó desde muy pequeño y durante la escuela secundaria se enamoró del béisbol. En ambos deportes pudo destacarse lo suficiente como para ser olímpico. Sus buenos números en béisbol le valieron una beca en la Universidad de Saint Thomas. Pero la rechazó y volvió a patinar.
Compitió en Sochi 2014 y se colgó una medalla de plata en los 5000 metros por relevos en patinaje de velocidad. Como para Tokio 2020 el béisbol volvió a ser olímpico, Álvarez se ganó el puesto en el equipo estadounidense que quedó segundo. Además, el norteamericano fue abanderado por su país en la Ceremonia de Apertura.