Barcelona lleva ya tres noches consecutivas en llamas, desbordada de violencia por los enfrentamientos entre la policía y manifestantes independentistas que protestan la sentencia emitida el lunes por el Tribunal Supremo, que condenó con duras penas de cárcel a nueve dirigentes separatistas por su papel en la tentativa de secesión de 2017.
Las escenas de guerrilla urbana hacen difícil, entonces, pensar en un marco conveniente para la disputa, dentro de nueve días, del clásico de España entre Barcelona y Real Madrid en el Camp Nou.
Al respecto, existen por estas horas tres posturas diferentes. Tanto el Gobierno, como La Liga y la Real Federación Española de Fútbol coinciden en la necesidad de cambiar de sede el encuentro, pero mantener la fecha. La idea inicial había sido invertir las localías sorteadas en el fixture, para que el primero de los clásicos se dispute en el Bernabéu y el segundo en el Camp Nou.
Por el lado del Real Madrid, la directiva no parece estar de acuerdo con llevar el primero de los clásicos a su estadio y habría sugerido ya que lo más oportuno es aplazar la fecha del encuentro.
Mucho menos dispuesta a negociar está la directiva del Barcelona, que no solo pretende conservar la localía, sino también la fecha prevista para el 26 de octubre.