Para fines de los años ´70, Holanda, hoy Países Bajos, atravesaba uno de los mejores momentos futbolísticos de su historia. No por nada el mote de “Naranja Mecánica” era su sello de presentación. La película A Clockwork Orange (La naranja mecánica en Hispanoamérica y España), de Stanley Kubrick, uno de los cineastas más influyentes del siglo XX, le dio ese sobrenombre al llamado “Fútbol Total” que su entrenador Rinus Michels logró gestar a partir del ícono futbolero de ese entonces: Johan Cruyff. Con Pelé dando sus últimas funciones y aún sin la presencia de Diego Maradona, Cruyff estaba en la cresta de la ola. Algo que, años después, quedaría enmarcado por todos los títulos que logró como jugador: ocho ligas de Holanda, cinco Copas de ese país, tres Copas de Europa, una Intercontinental, una Supercopa de Europa con el Ajax, una liga y una Copa con el Feyenoord y una liga española y una Copa del Rey con el Barcelona.
Ese equipo neerlandés se convirtió en un faro para todo el mundo del fútbol gracias a su estilo vistoso de ir al frente, de atacar con todos, también hacerlo a la hora de defender y, sobre todo, por su enorme su paciencia para llegar al gol. Un mix diferente que lo irguió por encima de todos. Incluso, sin ser campeón del mundo, su gran talón de Aquiles, su debe si es que tuvo algún debe, claro.
Los buenos resultados de esa notable Selección fueron inmediatos. Y, rumbo al Mudial de Argentina 1978, venían de ser subcampeones del mundo en Alemania 1974, tras perder la final por 2 a 1 contra los anfitriones. Además, en 1976 obtuvieron la medalla de bronce en la Eurocopa de ese año disputada en Yugoslavia. Habían caído en semifinales ante Checoslovaquia (posterior campeón) y en el partido por el tercer puesto derrotaron 3 a 2 a los yugoslavos.
Sin embargo, la gran figura de ese equipo no disputó el Mundial de Argentina 1978. Hubo varias versiones sobre la ausencia de Cruyff, el estandarte futbolístico neerlandés. Durante mucho tiempo se especuló sobre su ausencia y varias hipótesis surgieron en torno al porqué el genio europeo no había estado en Argentina 1978. Entre esas ideas, una de las que más fuerza tomó fue que lo había hecho para manifestar su repudio contra la dictadura militar que estaba en el poder en el país sudamericano. Sin dudas, una causa que hubiera sido sumamente noble. También se rumoreó sobre algunos problemas internos en el equipo neerlandés y, asimismo, cuestiones con la Federación por temas de sponsors.
Ese interrogante había estado presente a lo largo de los años, hasta que Cruyff se pronunció sobre el asunto en 2010. En sus palabras, su familia había sido víctima de un violento robo en Barcelona y ese suceso le hizo replantearse varias cosas sobre su carrera.
“Por la noche entraron varios hombres armados y nos ataron a mí y a mi familia mientras nos apuntaban. Me pusieron un rifle en la cabeza y me ataron, y ataron a mi mujer enfrente de mis hijos”, contó Cruyff.
También contó lo mal que la pasó los días posteriores: “Los chicos iban al colegio con custodia policial. La policía durmió en nuestra casa por tres o cuatro meses. Para los partidos, llevaba un guardaespaldas. Todo esto hace cambiar tu punto de vista sobre muchas cosas. Hay momentos en la vida en los que hay otros valores. Queríamos parar y ser un poco más sensatos. Era el momento de poner el fútbol a un costado. No podía jugar un Mundial después de eso”.
Países Bajos en ese Mundial volvió a alcanzar la final del mundo y, nuevamente, cayó derrotada 3 a 1 ante los locales que alzaron así su primer Mundial. Aunque esta vez sin su principal baluarte.