La renuncia oficial de Málaga a ser una de las sedes del Mundial 2030 abrió un debate sobre qué ciudad de España ocupará su puesto. Los inconvenientes con la remodelación de La Rosaleda y la reubicación de los abonados llevaron a las autoridades malagueñas a retirarse del proyecto mundialista.
Ahora, la Federación Española de Fútbol evaluará la situación sin una asignación automática de una nueva sede. Con Valencia y Vigo moviendo sus fichas para ser consideradas, la decisión se tomará con todos los elementos sobre la mesa para evitar futuras controversias como las que surgieron con la selección inicial de ciudades.
Valencia cuenta con un punto a favor crucial: el visto bueno para retomar la construcción del Nuevo Mestalla. El respaldo político, fundamental en este tipo de gestiones, parece definitivo para el estadio que será la casa del equipo ché.
Por su parte, Vigo sigue batallando incansablemente por un lugar en el proyecto, que nunca fue definitivo. La ciudad gallega tiene el apoyo político de su alcalde, Abel Caballero, quien lidera la iniciativa.
Con la baja de Málaga, ya son tres las ciudades que no lograron la necesaria sintonía político-deportiva para seguir adelante en el camino del Mundial. Murcia, Gijón y ahora Málaga renunciaron tras haber dado un paso inicial por ser parte de la Copa del Mundo, en el proceso en el que la RFAF arma su organigrama para el certamen que se llevará a cabo en 2030.
¿El Bernabéu en riesgo de recibir la Final del Mundial 2030?
Aunque parece claro que la final se disputará en el Santiago Bernabéu (por su capacidad y ubicación), cada renuncia resta fuerza al proyecto español frente a la FIFA. En las próximas semanas, la entidad planea abrir una oficina en Rabat para supervisar los avances en la parte marroquí de la candidatura, mientras España se enfrenta a la salida de una de sus sedes.
