La propiocepción es la comunicación existente entre el Sistema Nervioso Central, la musculatura, los ligamentos y el esqueleto. Entrenar específicamente este sistema ayuda a reaccionar más rápido y eficientemente ante situaciones “delicadas” a lo largo de la carrera a pie. Dicho de otra forma, la propiocepción es un mecanismo de defensa ante movimientos que pueden causar lesiones en alguna parte del cuerpo.
El sistema propioceptivo es el responsable de que la coordinación de los movimientos del cuerpo se produzca de forma eficaz. Básicamente, un buen sistema de propiocepción debe garantizar:
· Una relación músculo antagonista – músculo agonista adecuada para que las extensiones y flexiones musculares no supongan problemas.
· Ausencia de temblor kinésico que se corresponde con inestabilidad articular. Un sistema propioceptivo sano no debe mantener este tipo de inestabilidades.
· Ejecución correcta: la acción de movimiento debe responder a las instrucciones del Sistema Nervioso Central y debe hacerlo de forma adecuada.
Todo este sistema puede y debe trabajarse para mejorar el rendimiento y, de hecho, es muy adecuado hacerlo en el caso de lesiones, dado que es una estupenda forma de fortalecer articulaciones y musculatura y así desarrollar una rehabilitación más rápida y eficiente (en caso de lesión).
Los propioceptores que forman parte de este sistema son:
· Huso muscular: receptor sensorial que se sitúa en el vientre
· Órganos tendinosos de Golgi: receptor sensorial situado en los tendones que se encarga de medir la tensión que desarrolla el músculo.
· Receptores de la piel: también sirven para proporcionar información sobre los músculos y los movimientos.
· Receptores de la cápsula articular y los ligamentos articulares: son capaces de detectar la posición y el movimiento de las articulaciones implicadas en el mismo.