Un tanto, tres puntos y alivio monumental, así se describe lo vivido por Barcelona anoche ante Dinamo de Kiev. El equipo de Ronald Koeman superó su primera final para meterse en los octavos de una Champions League donde si bien queda por jugarse, los Culés ya dependen de si mismos para luchar por la segunda plaza.

El gol de Gerard Piqué se gritó con todo en el Camp Nou. Barcelona volvió a quedar en deuda en lo futbolístico, pero las finales se ganan y no se juegan. Los Culés no solo salen del pozo en el que estaban metidos en la Champions por su triunfo ante los ucranianos, sino también gracias a un Bayern Múnich que arrasó con Benfica en Lisboa. Esto necesitan para meterse en octavos.

El camino pasa por el Allianz

Ahora mismo Barcelona es tercero, a solo un punto de los 4 que tiene Benfica y muy lejos de los 6 que le separan con los germanos en la punta. Koeman tendrá algunas semanas para seguir potenciando el nuevo equipo que viene ganando enteros con Agüero y Ansu Fati, quienes serán claves para hacer las 6 unidades que se necesitan ahora mismo.

En la ciudad condal saben que ganar en Múnich será una tarea titánica, por lo que vencer en la fecha cuatro al Dinamo en Kiev y en la quinta a Benfica en el Camp Nou podrían hacer que incluso los Culés viajen a la cancha del Rey de la Bundesliga como segundo clasificado. Eso sí, habrá que esperar una mano amiga en la próxima jornada.

Benfica visitará al Bayern en dos semanas, momento donde todo Barcelona estará pendiente de lo que seguramente sea una derrota de los lisboetas en Múnich. Si esto se da y los Culés hacen la tarea en Ucrania, dependerán de si mismos en la penúltima jornada ante Jorge Jesús y compañía para meterse en octavos. La quinta fecha, una final de mundo.