Barcelona se encuentra enfocado en un final de temporada donde todo pasa por meterse en la próxima UEFA Champions League. Mientras los dirigidos por Xavi Hernández ultiman detalles para recibir al Cádiz, desde la directiva siguen encontrado problemas para terminar con una crisis económica que continúa más que presente en el Camp Nou.
Si bien Joan Laporta y compañía han conseguido reducir la deuda del club en los últimos meses, las cuentas del Barcelona siguen marcando un negativo en algo más de 1.000 millones de euros que por supuesto no garantiza nada en cuanto al futuro y viabilidad económica de la entidad. Las soluciones planteadas desde la directiva para terminar con la crisis siguen encontrando barreras de momento infranqueables.
Barcelona ha puesto en marcha desde haces un operativo resurrección que de momento no encuentra salida. El acuerdo aprobado por los socios para solicitar un préstamo por más de 1.500 millones de euros a Goldman Sachs con el fin de remodelar el Camp Nou y terminar con las deudas del día a día culé sigue sin cerrarse y hasta ex directivos de Laporta alertan a los inversores del riesgo que supone meter hoy por hoy dinero en el equipo.
Una carrera contra el tiempo
La dimisión de Ferran Reverter como CEO del Barcelona estuvo acompañada de muchas preguntas que lentamente empiezan a tener respuesta. Se dijo en su momento que el acuerdo firmado con Spotify fue el causante de la renuncia de la hasta entonces mano derecha de Laporta en Barcelona y principal encargado de desvelar las irregularidades de la gestión Bartomeu. Todo apunta a que estos motivos habrá que sumarle el acuerdo con Goldman Sachs.
Y es que Mundo Deportivo afirma que Reverter reconoció ante los posible inversores esos riesgos que por estas horas hacen que Barcelona no pueda terminar con la deuda. El ex CEO habría asegurado a Goldman Sachs que no existen garantías de que la inversión de 1.500 millones de euros pactada con el club suponga beneficios para los norteamericanos. Desde la directiva se muestran preocupados por las demoras en la firma del convenio, pues en caso de que este no se cierre antes del 1 de julio, no podrá justificarse en el balance económico de una entidad que sin dicha cantidad de dinero quedará de manos atadas en el mercado de fichajes.