La atajada de Franco Armani contra Colo Colo me hizo acordar el mano a amano que le tapó a Pipa Benedetto en el cierre de la ida de la final de la Libertadores 2018. Fue una de esas tapadas que puede definir una serie, que puede darle a River el pase a la semifinal de la Copa.
Creo que River la sacó barata, si bien en el primer tiempo lo pudo haber liquidado con un Miguel Borja más fino, también lo pudo haber perdido en una de las últimas. Encima, se pudo haber quedado sin el colombiano para la revancha porque debió haber sido expulsado por el planchazo que pegó, similar al de Advíncula en Belo Horizonte contra Cruzeiro. Pero, por cosas de la Conmebol, del VAR y de los árbitros, ésta ni siquiera fue amarilla.
Vi en el primer tiempo al equipo copero de Marcelo Gallardo, pero en el segundo, al River de Martín Demichelis. La verdad que en el complemento fue intrascendente, sin presencia, sin autoridad, sin generar situaciones de gol. Esa debe ser la preocupación de Gallardo, ¿por qué pese a la mini pretemporada sus dirigidos se quedaron sin nafta en Chile?.
Párrafo aparte para Carlos Palacios, la figura de Colo Colo que hizo el gol y se puso al hombro al equipo de Jorge Almirón. Pensar que hace dos mercados de pases que Riquelme lo busca para Boca. La moraleja es que estaba bien buscado, pero por cartonear, otra vez, el presidente del Xeneize se quedó sin un jugador que podría ser clave hoy en el equipo de Diego Martínez.