Leandro Marín jugó más de 60 partidos con la camiseta de Boca. Disputó Superclásicos, varias Libertadores y fue campeón del fútbol argentino. A sus 33 años, vive en Madrid con su esposa y su hijo de 11 años y trabaja en una empresa de eventos deportivos, alejado del fútbol profesional.
Sus inicios en la Sub-17 con Dibu Martínez, el debut con Riquelme y Palermo en cancha, la importancia de Carlos Bianchi, el penal al Pity Martínez en la serie del gas pimienta contra River y su paso por la Kings League son solo algunos de los momentos que el defensor repasó en un mano a mano exclusivo con BOLAVIP.
-Pasaron dos años de tu último partido oficial. ¿Estás retirado del fútbol profesional?
-Retirado no, tengo 33 años. Obviamente, a medida que pasa el tiempo desde que dejé de jugar, se hace más difícil volver. No me retiré, pero tengo una idea clara de lo que estoy haciendo, que es más a largo plazo. Tengo una estabilidad acá en Madrid que no la quiero cambiar. Si vuelvo a jugar, sería acá y hay muchas cosas que juegan en esa decisión. Sé que va a ser difícil que vuelva. Quizás en algo más semiprofesional sí, pero el nivel profesional es más complicado.
-¿Hoy a qué te dedicás?
-Ahora estoy con una empresa de eventos deportivos, tanto a nivel infantil como juvenil, donde organizamos torneos de fútbol en diferentes partes de España y también a nivel internacional. Hicimos torneos en Irlanda y Portugal. En diciembre vamos para Argentina y el año que viene a Estados Unidos.
-¿Cómo funcionan esos torneos y qué rol cumplís?
–En la empresa organizamos todo, desde la parte deportiva hasta la parte turística. Vendemos paquetes a diferentes clubes y academias que participan del torneo. Es una mezcla entre fútbol y turismo. Yo estoy más enfocado en la parte deportiva, pero también participo de otros eventos como campus de fútbol. Estoy súper contento, creciendo un montón.
-¿Cómo empezó el proceso de dejar el fútbol profesional para dedicarte a esto?
–Fue una propuesta que surgió mientras yo todavía jugaba. Estaba en la Primera RFEF (Tercera División de España) y me ofrecieron trabajar en el Comité de Estrategia del Birmingham, un club del Championship de Inglaterra. Yo ya había estudiado Dirección Deportiva. Me contactaron a través de un grupo que estaba por comprar el club y me fui a trabajar con ellos. Lamentablemente, la compra del club se cayó, me quedé sin esa posibilidad y sin jugar al fútbol.

Marín jugó en el DUX Internacional de Madrid. (Foto: @leamarin22)
-¿De ahí volviste a jugar?
-En ese momento firmé con el Móstoles, un club de Tercera RFEF, ya más semiprofesional. Fue un año en el que no me sentí cómodo. Peleamos el ascenso, pero yo ya estaba direccionando mi futuro fuera del fútbol. En ese proceso surgió la posibilidad de entrar, a través de un amigo que hoy es mi socio, en esta empresa de eventos deportivos. Empecé de a poco y ya hace más de dos años que estoy. Hemos crecido muchísimo y hoy tengo un potencial de desarrollo muy grande dentro de la empresa.
-¿Seguís jugando al fútbol?
–Juego con amigos tres veces por semana y voy al gimnasio casi todos los días. Eso no lo perdí porque se extraña muchísimo. Se extraña el día a día del vestuario, los partidos de fin de semana… No lo voy a negar. Trato de sacarme las ganas jugando con amigos. Físicamente me siento bien. Si tuviera que volver a jugar, creo que podría hacerlo.
-¿Le cerrás la puerta a una posible vuelta al fútbol profesional?
–No, no la cierro. Sé que es muy difícil volver al nivel de una primera división en cualquier país, pero no es imposible. Dependería de muchas cosas. Si se da la oportunidad y las condiciones son las correctas, volvería. Pero la realidad es que estoy muy bien en Madrid. Me siento cómodo, mi familia también y eso hace fuerza para mantener esto, que es lo que hoy me da de comer.
El año de Marín en la Selección antes del debut en Boca
-Antes de Boca tuviste mucho rodaje en las Selecciones Juveniles…
-Sí. Prácticamente le dediqué todo 2009 a la Selección. Estuvimos como un mes o un poco más en Iquique, en Chile, haciendo el Sudamericano. Después volvimos y surgió la posibilidad de ir al Esperanzas de Toulon, que era Sub 23. Fuimos con González Pirez, Espíndola, Kruspzky, Bruna, entre otros. Jugamos con el Papu Gómez, Diego Buonanotte, Banega, Perotti… Ese torneo también fue increíble. Después volvimos y ya nos fuimos de gira premundial. Fuimos a Alemania, a Francia y después a Nigeria. Ese año fue muy de Selección.
-¿Qué recordás del viaje a Nigeria?
-El Mundial fue una experiencia increíble. Un país rarísimo, nos pusieron como 14 vacunas antes de ir. Era como una manzana de diez cuadras alrededor, todo alambrado y el hotel estaba en el medio. Salías de ahí y estabas en la selva. La gente se te tiraba encima. La cancha era una locura. Nos ponían repelente y teníamos que tomar pastillas por los mosquitos. No podíamos tomar agua de la canilla. Había un montón de reglas. Estuvimos en hoteles en el medio de la nada, que habían hecho solo para el Mundial. Los viajes internos eran en avionetas. Todo muy loco. Si no vas a un evento así, no conocés eso. Me quedó muy presente.
-Y compartiste con un joven Dibu Martínez. ¿Cómo era en esa época?
–El Dibu siempre fue igual, un personaje. Compartimos bastante, tanto en el Sudamericano como en el Mundial. Estuvimos casi todo el año conviviendo. Él después se fue a Inglaterra y ya no seguimos en contacto. Siempre lo seguí. Si lo veo hoy, obviamente la mejor.
La vida de Leandro Marín en Boca: el debut, la importancia de Bianchi, las eliminaciones ante River y los títulos con Arruabarrena
–En 2010 llegó el tan esperado debut en Boca. ¿Qué recordás de ese día?
-Ese día yo creo que lo tengo muy grabado. En el partido anterior, con Colón, el día de la patada de Bonilla, yo viajé con la Reserva y vi el partido en la cancha. Yo todavía no estaba en el banco de Primera. Al partido siguiente me tocó ir al banco. Estaba Tito Pompei de interino y me llamó para entrar en la Bombonera, porque Ibarra tenía una molestia. Me acuerdo cuánto íbamos, de todos los goles. Me acuerdo muy bien de ese día. La previa había sido medio complicada, habíamos cambiado de entrenador. El partido tuvo polémicas, como lo del pase de Román a Palermo, que festeja con la platea. Ganamos 4-0 jugando espectacular. Fue un partido increíble e inolvidable.
-¿Por qué pasó tanto tiempo entre esos partidos de 2010 hasta que volviste a tener rodaje?
-Cuando llegó Falcioni, me lesioné. Tuve dos operaciones de meniscos: una al principio de año y otra a fin de año. Cuando vuelvo de la lesión, me bajó a Reserva. Estuve ahí un año y medio hasta que llegó Bianchi.
-Y él te dio rápidamente la oportunidad…
-Creo que fue después del partido que perdemos 6-1 en San Juan. Después de eso viene un partido de Copa Libertadores y me citó. Ya me había puesto en la lista de buena fe cuando estaba en Reserva. Me subió cuando jugábamos contra Toluca en México, que me puso de titular.
-¿Cómo te sentiste en ese re-debut?
-Fue uno de mis mejores torneos en Boca. Clasificamos, jugamos contra Corinthians, pasamos y después perdimos por penales con Newell’s. En el medio me tocó un Superclásico. Fue impresionante. Terminamos esa temporada y Bianchi me dejó en el plantel, me dio la titularidad y la número 4. Tuvimos una charla interna en la que me dijo que iba a ser importante. A partir de ahí, ya estuve en el plantel definitivo.
-Años después, ya con Arruabarrena, fuiste protagonista de una foto histórica de la rabona de Calleri. ¿Te acordás?
-Quedó increíble la foto. ¿Sabés qué pasó? Calleri recibió el pase de Palacios y se la quiso dar a Tevez, pero lo tapó el defensor. Yo ahí me agarré la cabeza diciendo “la puta madre” y después metió la rabona… Quedó como que yo me agarré la cabeza por la rabona, ja. Fue un golazo impresionante. Estaba el Diego ahí, sacando la cabeza. Fue una locura.
-¿Cómo viviste las eliminaciones en Copas frente a River?
-Siempre es duro perder en Copa, sea con River o con otro. En la Sudamericana, el primer partido fue muy cortado, hubo muchas patadas en La Bombonera. Cuando fuimos a cancha de River, creo que habíamos hecho un excelente primer tiempo hasta que llegó el gol. Ya cuando había que salir a buscar el partido, quedaba poco. Fue una semana donde había que recuperarse y fue difícil.
-Y después vino la serie de la Copa Libertadores…
-Sí, ahí pasaron muchas cosas. En la ida llegamos al estadio, nos tiraron cosas, nos cortaron la luz… Sobre la vuelta, no tengo que explicar nada. Para mí fue una situación peor de lo que vivieron todos, porque me pasó lo del penal al Pity Martínez en el partido de ida.
-¿Te afectó esa situación?
-Obviamente, me han caído mucho. Yo creo que son situaciones que pueden pasar dentro del fútbol y te puede tocar. Si fue o no penal, yo te lo puedo recontra discutir. He hecho penales en mi carrera y tuve otras similares que no me han cobrado. Pero bueno, fue justo ese partido. Yo opino que no fue penal, que él me hace falta antes. Me chocó de atrás, yo trastabillé, dejé de ver la pelota y traté de meter la pata como pude. Él aprovechó esa situación y se tiró. Obviamente me dio bronca, pero todavía quedaba la vuelta.
-¿Sentían que todavía podían darlo vuelta?
-Íbamos uno abajo. En el primer tiempo no habíamos jugado bien, pero yo creo que en el segundo tiempo podíamos llegar a ganarlo tranquilamente. Pasó lo que pasó y quedó la anécdota.
-¿Cómo vivieron desde su lado el episodio del gas pimienta?
–La verdad que fue una situación de mierda, no solo para nosotros, sino para el fútbol argentino. Yo no estaba dentro de la cancha, pero después, cuando se paró el partido, fuimos todos adentro. Estuvimos un montón de horas ahí, sin saber qué iba a pasar. Se hablaban un montón de cosas. Primero te decían algo, después otra cosa, que se iba a jugar, que no… Fue todo muy caótico. Nos fuimos como a las dos de la mañana, fue un día larguísimo.
-¿Qué sintieron cuando les comunicaron la eliminación?
-A los dos días nos enteramos que el partido no se iba a jugar y que clasificaba River. No me acuerdo demasiado, pero estábamos a las puteadas.
-¿Creés que se tendrían que haber jugado los 45 minutos restantes?
-Lo más lógico hubiese sido que se termine ese partido, porque ninguno tenía nada que ver. Era que no vaya la gente o que se jugara en otro estadio. Son decisiones que exceden a la parte deportiva, fue más a nivel político o extrafutbolístico. Creo que a todos los del mundo del fútbol les pareció que era una injusticia. Los de River festejaron, pero creo que internamente saben que se tendría que haber jugado.
-Meses después, Boca fue campeón del fútbol argentino. ¿Qué balance hacés de esa etapa?
-La verdad que fue una muy buena época, en todo sentido. Perder el clásico en Copa Libertadores no fue lindo, pero fue una temporada muy buena a nivel deportivo. Jugábamos muy bien, teníamos buen plantel, salimos campeones del torneo en la última fecha y después ganamos la final de Copa Argentina con Central. Para mí fue hermoso. Yo soy hincha desde chico, fue un sueño para mí. Fue una gran etapa, que disfruté tanto yo como mis amigos. Con Pichi (Erbes), Colazo, Juan Sánchez Miño y esa camada nos seguimos viendo y recordamos que disfrutamos mucho todo el año. Obviamente, cuando te va bien disfrutás más. Fue un lindo año.

-¿Seguís en contacto con algunos de ese grupo?
-Sí, está Leo Paredes y Ema Insúa también. Seguimos en contacto. A veces el grupo está solo para saludarse en los cumpleaños y después, cuando podemos coincidir en Buenos Aires, siempre nos vemos.
-¿Mirás a Boca hoy en día?
-Sí, intento seguirlo. No veo todo porque los horarios no me coinciden, pero sí sigo las noticias. Sé cómo va, cómo juega, quién juega, quién está en Primera y todas esas cosas. Soy hincha de Boca y lo sigo. A mi hijo lo hice hincha de Boca también.
-¿Cómo lo ves actualmente?
-Está en un momento complicado. Los cambios de técnicos no están buenos internamente y son difíciles en todos los planteles. Ojalá ahora empiece a levantar. Están ahí peleando, así que ojalá puedan salir campeones.
La vida de Marín después de irse de Boca: fútbol argentino, Europa y la Kings League
-Seguiste tu carrera en Argentina y después te fuiste. ¿Cómo viviste el post-Boca?
-Me fui a préstamo a Tigre seis meses y un año a Arsenal. Cuando me quedaban seis meses de contrato en Boca, me salió la posibilidad de Suiza. Hicimos un acuerdo y me fui. Fue una muy linda experiencia.
-Fue tu primer club de Europa. ¿Cómo es vivir en Suiza?
-Fue lindo, un país increíble. Demasiado perfecto igual, hasta te aburre. La verdad que disfruté ese año. Cuando terminó el contrato, mi decisión era quedarme en Europa, pero hubo un problema con el pasaporte italiano. Tuve un problema de papeles, se hizo mucho más difícil conseguir club y me quedé seis meses sin jugar. En diciembre de 2018 tomé la decisión de volver a Argentina. Después salió lo de Patronato.
-Después te fuiste a España. ¿Te fuiste sabiendo que te ibas a quedar o se dio de esa manera?
-Fue una decisión familiar. Nosotros sabíamos que se terminaba el contrato con Patronato y queríamos venir a España. Yo en principio iba a ir a Cultural Leonesa, también de Tercera División, pero quedaba en León. Después me salió la posibilidad de llegar al DUX Internacional de Madrid y estuve muy contento ese año. Después el club se desvinculó de la Liga y me salió la posibilidad del Birmingham. Volví, jugué un año en Móstoles y después no seguí jugando.
-¿Cómo llegaste a la Kings League? ¿Qué tal esa experiencia?
–Fue raro. En Móstoles me hice muy amigo de Martín Mantovani, que es un argentino que hizo toda su carrera acá en España y estaba jugando en la Kings League. Augusto Fernández no iba a jugar y me ofrecieron ir. La verdad que fue una experiencia rara porque es como si fuese fútbol, pero no deja de ser un show televisivo. Están todas las cámaras, los youtubers y vos sos uno más. El fútbol 7 es totalmente diferente. Fue una buena experiencia, pero nada extraordinario.

Marín jugó para Saiyans FC en la Kings League. (Foto: @leamarin22)
-¿Qué nivel encontraste en la competencia?
–El nivel es normal. Son todos chicos amateur. Creo que son diez jugadores que eligen ellos y después tenés tres que jugaron profesionalmente o son conocidos. Esos son los que nivelan los equipos y si uno anda bien es el que marca la diferencia. Los otros, algunos son buenos y tienen nivel, pero no dejan de ser chicos que no han jugado profesionalmente.

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