Para cerrar la cuarta jornada de la Liga Profesional, y en búsqueda de un triunfo que les cambie la actualidad, Central Córdoba y San Lorenzo se enfrentaron en Santiago del Estero. Los dirigidos por Sergio Rondina y los de Rubén Darío Insúa, respectivamente, plantearon un entretenido encuentro, pese a que el pronóstico no era favorable en la previa.

Los del Bajo Flores llegaban al estadio Madre de Ciudades sin triunfos en los primeros partidos, y con una enorme crisis dirigencial. Mientras que el Ferroviario tenía una gran ilusión, ya que le había ganado a Boca en condición de local, y si obtenía los tres puntos nuevamente, quedaría muy cerca del líder Newell's.

A lo largo de la primera etapa, no lograron sacarse ventajas. Sin embargo, las ocasiones de peligro no se hicieron desear y aparecieron en ambos arcos, pero lo que sí no estuvo calibrada fue la mira de los ejecutantes. Por eso mismo, las emociones quedaron en el olvido.

Cambiar el aire en el vestuario durante el entretiempo le hizo bien al complemento, pero sobre todo a San Lorenzo, que golpeó primero a través de los pies del juvenil Iván Leguizamón. El pibe de 19 años, que ya le había anotado la semana pasada a Arsenal, dejó sin chances a Cristopher Toselli tras una volea algo mordida.

A pesar de que los de Insúa tuvieron sus chances para ampliar el resultado, Central Córdoba no se quedó de brazos cruzados y buscaron alcanzar la igualdad, pero terminaron convirtiendo en figura al arquero Augusto Batalla. 

Pero todo quedó sentenciado en el final del cotejo: después de que intercediera el VAR y se convalidara el penal que le habían hecho al autor del primer gol, el paraguayo Adam Bareiro liquidó la historia para que los de Insúa alcanzaran su primer triunfo en el campeonato.