“Si no se respetan los contratos, es imposible llevar adelante un proyecto”. La frase podría ir en boca de cualquier técnico. Del fútbol argentino o de la liga del mundo que se nos antoje. Es la que se escucha cada vez que un equipo no funciona, no se dan los resultados y la cabeza que rueda es la del entrenador porque, como reza otra máxima futbolera, “es más fácil cambiar a un DT que a 25 jugadores”.
Pero cuando son los técnicos los que se bajan antes del barco, no se quejan. Ahí miran para el costado, callan o buscan en la guía de excusas para ver cómo se pueden justificar. Si está bien o está mal, si corresponde o no corresponde, es el punto de otra discusión. Pero sería bueno que un día se saquen la careta y dejen mentir para intentar explicar qué pasó. ¿No sería más sano admitir que recibieron una oferta que los seduce más y que por eso se van? Ellos tampoco respetan los contratos (o los famosos códigos, ya iremos por ahí) cuando lo creen conveniente.
Los entrenadores de todo el mundo despotrican cuando los contratan por determinado tiempo, pero no llegan hasta el final del mandato. Entonces, habrá algunos que consigan que les cumplan con el pago del sueldo acordado por más que ya no estén sentados en el banco, otros cobrarán hasta el último día trabajado y también estarán los que terminen resolviendo en un intermedio de esas dos opciones. Son las reglas a las que están acostumbrados los que participan de este juego.
Russo renunció tras la derrota de San Lorenzo ante Platense en la semifinal del torneo. (Foto: Getty)
Pero también hay que reconocer que atienden llamados de otros clubes mientras están trabajando. Técnicos y jugadores, aunque el tema de hoy son los entrenadores. ¿O alguien cree que Miguel Angel Russo renunció a San Lorenzo y entonces en ese momento a Riquelme se le ocurrió que podía ser un buen candidato para Boca? ¿O alguien cree que los dirigentes de River se animaron a echar a Martín Demichelis sin antes haber tenido el okey de Gallardo para volver a Núñez?
“Mientras haya un técnico trabajando, yo no voy a hablar con nadie de ese club”, se suele escuchar. Y ésa es la prueba exacta para confirmar que ya hablaron. La repiten los entrenadores y ninguno se la cree. Saben que cuando están en la cuerda floja, los directivos ya están tanteando a los posibles sucesores. Y un día les toca estar de adentro y tener que salir. Y otro día son los que están en la fila esperando que se vaya el que está para poder entrar.
No es una mentira argentina. Pasa en todo el mundo. Casos hay miles, se podría decir que en la mayoría de los cambios de DT ocurre algo similar, pero nomás con ver los últimos movimientos en Real Madrid alcanza para ejemplificar. Apenas 12 horas después de que perdió el clásico contra Barcelona, y a pesar de que todavía tenía chances matemáticas de ser campeón con los merengues, a Carlo Ancelotti lo anunciaron como nuevo entrenador de Brasil. ¿Se arregló todo mientras viajaba de Barcelona a Madrid? Sí, es una pregunta retórica, no hace falta que nadie responda…
Ancelotti fue presentado en Brasil menos de 48 horas después de su despedida en el Bernabéu. (Foto: Getty).
“Ayer, cuando se anunció oficialmente”, respondió Xabi Alonso el lunes a la pregunta de cuándo se había enterado que sería el nuevo técnico de Real Madrid. Tampoco hace falta ser demasiado imaginativo para saber que arregló su llegada al Bernabéu mientras todavía estaba al mando del Bayer Leverkusen. Otra vez: ¿no sería más sano admitir la realidad que mentir sin más?
“Los contratos sirven para los que juegan mal y los que se lesionan. A esos les tenés que cumplir al pie de la letra. Pero el que firma y después juega bien, no quiere cumplir lo que firmó. Te golpea la puerta para que le pagues más”, repetía un directivo de River acostumbrado a tener que negociar con futbolistas y sus representantes. En el caso de los técnicos, también podría aplicarse la regla. Sólo que los clubes los cortan cuando no funcionan, pero los DTs no piden más sino que abandonan a los clubes cuando les conviene cambiar.
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