Johan Cruyff solía decir que “jugar al fútbol es muy sencillo, pero jugar un fútbol sencillo es lo más difícil que hay”. El personaje de esta historia no es un heredero natural del genio neerlandés que revolucionó Barcelona, pero sin dudas es alguien que habrá tomado nota de él, como de tantas otras corrientes futbolísticas de las que se ha nutrido, sin impedimentos ideológicos.

Carlo Ancelotti fue un jugador forjado al calor de esa maravilla llamada fútbol italiano de los ‘80. Un mediocampista –a veces central, a veces interno- campeón tanto en Roma como en Milan. Formó parte de su Selección en los mundiales ‘86 y ‘90. Conquistó Copa de Europa e Intercontinental de la mano de Arrigo Sacchi, su maestro, quien además le posibilitó pasar a su cuerpo técnico cuando las lesiones empezaron a señalar el final de su carrera adentro de la cancha.

En el fútbol hay corrientes con ideas muy marcadas, a las que se les oponen otras que están en las antípodas. Tesis y antítesis. Esa contradicción debería llevarnos a sacar lo mejor de cada una, a interpretar los momentos y a no casarnos con posturas rígidas. Es la famosa síntesis. Eso es lo que define a Carletto Ancelotti. Se aleja de los flashes del debate de ideas, no busca marcar una era, no hay revolución en el horizonte. Tal vez la falta de un “ancelottismo” nos hable de un legado de equipos por delante del hombre.

El actual DT de Real Madrid es un conservador, no en el sentido que se le suele dar al término en el fútbol. No tiene que ver con ser defensivo, sino con que suele manejar equipos con abundancia y en ese lugar él establece la lógica como factor primordial. Cada uno hace lo que sabe. La heladera en la cocina y el inodoro en el baño. No hay inventos. Y no teme variar. No debe respetar ninguna etiqueta, porque no la tiene.

“Los factores relevantes para el desarrollo de un sistema de juego dependen de las características de los jugadores, de las tareas asignadas y de una combinación correcta entre las tareas individuales que permita mantener un buen equilibrio de equipo”, explica en su libro Mi árbol de Navidad (2013), llamado así por el sistema 4-3-2-1 que había aplicado en Milan, Chelsea y PSG por esos años. Ancelotti trabaja con el material disponible para que, según lo que ya conoce, la combinación de las partes potencie las virtudes y enmascare los defectos. 

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Carletto trabaja más cómo destruir que cómo construir: "El fútbol es simple. Atacar es más creatividad, defender es más organización. Yo puedo darles más concepto en lo defensivo, pero en lo ofensivo no quiero ofuscar la creatividad". Orden abajo, desorden arriba. Un concepto que desafía cierta corriente de la planificación obsesiva de cada movimiento, que en muchos casos termina por ahogar el talento y la espontaneidad. El italiano da libertad de acción, mientras revisa las señales puntuales que le va brindando el juego para intervenir apenas en los detalles. A veces, el jugador que mejor interviene es el que deja pasar la pelota sin tocarla.

No por nada se ha convertido en el primer entrenador en ganar las principales cinco ligas europeas: Serie A italiana con Milan (03/04), Premier League inglesa con Chelsea (09/10), Ligue 1 francesa con PSG (12/13), Bundesliga alemana con Bayern Munich (16/17) y La Liga española con Real Madrid (21/22).

En su país, logró subcampeonatos con Juventus (99/00 y 00/01), pero también con Parma (96/97) y Napoli (18/19). Es, también, uno de los DTs que más veces se consagró en Champions, con tres títulos. Levantó la orejona con Milan (02/03 y 06/07) y Real Madrid (13/14). Será el máximo ganador si vence a Liverpool en la final de la actual edición. ¿Todos los logros los obtuvo con favoritos? Es tan cierto como que no todos los que pasan por esos clubes consiguen buenos resultados. Por algo existe la metáfora de “chocar la Ferrari”.

Si bien Real Madrid jamás debe ser subestimado, a comienzos de temporada no era sencillo imaginar a un equipo que desfilara en La Liga con más de 15 puntos de ventaja y que además llegara a final de la Champions, dejando en el camino al campeón de Francia y principal candidato, por Messi-Neymar-Mbappé, al campeón defensor de Europa y al City de Pep. Además, ante los tres se repuso a desventajas en el resultado. Luego del tricampeonato europeo con Zidane, a quien dirigió en Juventus y además tuvo de ayudante en la Casa Blanca, el club se quedó sin Cristiano Ronaldo, sin los centrales titulares, con un mediocampo top cuyo tridente bordea los cien años. La actualidad no sorprende por resultados sino por formas y contextos.

Gran parte del mérito de Ancelotti está no solo en el acierto de las decisiones futbolísticas, sino también en el manejo del grupo. Contrario al estereotipo italiano sanguíneo y gritón, Carletto hizo un culto del “liderazgo silencioso”. De hecho, escribió un libro sobre el tema cuyo título es ese (altamente recomendado). Ahí expresó: "Un líder no debería tener ninguna necesidad de discursear, despotricar ni mandar con mano de hierro, sino que su poder debería sobreentenderse. Debería estar claro como el agua quién es el jefe, y su autoridad debe derivar del respeto y la confianza, y no del miedo. Siempre me han dicho que no tengo mano dura, pero esta mano floja me ha permitido ganar tres Champions".

Tras la victoria sobre Manchester City, Toni Kross contó que el entrenador les consultó a los más experimentados del plantel sobre qué hacer en el tiempo suplementario. La cuestión sorprende por las “lógicas” del fútbol, que a veces funcionan como prejuicios o anclas. Es entendible- y hasta saludable- que el conductor consulte para tener más miradas que la propia. Eso no quita que el poder de decisión lo vaya a delegar. Llama la atención por costumbre, pero no por el personaje, por sus principios y su coherencia al respecto.

En tiempos de un fútbol hiperhablado (o hiperposteado) el equilibrio no suele ser una construcción valorada. El mandato es ser terminante, llamativo, exagerado. Mucho personaje se crea una identidad y a veces termina preso de su caricatura. En un universo de “dale like a la tesis o RT a la antítesis” es una excelente noticia que todavía primen tipos como Carletto Ancelotti, el señor síntesis.