Tras el triunfo de Universidad de Chile frente a Universidad Católica por los cuartos de final ida de Copa Chile, en el cuadro azul solo hay sonrisas luego del segundo partido consecutivo en que se retiran como vencedores.
Mérito absoluto de Sebastián Miranda, quien tras su segunda pasada por el primer equipo ha logrado calmar las aguas y mostrar el camino sabiendo que aún falta mucho y que el foco principal es salvar la categoría.
Pero un clásico es un clásico y vencer en estas circunstancias a un archirrival y que hace casi un mes los goleó, desde luego cambia el cariz y la perspectiva para seguir trabajando hasta fin de temporada.
En esa línea, varios rendimientos indivuales han subido, entre ellos el de Yonathan Andía. El Cachorro ha debido sortear muchos sinsabores y críticas donde su pasar por casi dos temporadas en la U ni se asemejan a lo mostrado en Unión La Calera y que motivó su llegada al CDA y fresco está en la memoria, el episodio vivido en Valparaíso cuando en ese magro empate frente a Coquimbo Unido, Andía fue recibido con pifias y tras su salida hubo aplausos del respetable.
Sin embargo, ya había mostrado mejoras en el duelo ante Palestino e incluso tras su salida el cuadro árabe comenzó a atacar por ese sector y le cargó la mano a su reemplazante, Bastián Tapia algo que con Andía no sucedió debido al buen partido del oriundo de Santa Bárbara.
Pero ayer tuvo su banda controlada. Los cruzados poco y nada generaron por las orillas porque tanto él como Castro cerraron todo circuíto y es más, el seis azul se dio mañaconstantemente de pasar y llegar a línea de fondo generando peligro. Por contraparte, ni Gonzalo Tapia, ni un rato el Chapa Fuenzalida ni mucho menos el juvenil Diego Ossa, lograron hacerle cosquillas.
Buen partido de Andía, como el de toda la U que de la mano de Miranda recupera la fe, ahora el miércoles otro importante desafío ante los cruzados en la vuelta de esta llave, pero con esa perspectiva, hay optimismo de salvar la categoría.