Nolberto Solano ha tenido mil oportunidades como técnico. Hay que decirlo, nunca le fue bien. Pasó por la U, por José Gálvez y por la Selección menor.

Tras ser asistente de Ricardo Gareca, se optó por Ñol por que se pensó que había aprendido. Se imaginó que podía haber un trabajo coordinado y que los triunfos podrían llegar también a la sub23.

Decepcionó, entonces, primero en los Panamericanos de Lima. De locales y con equipos de poco nivel, la Blanquiroja se despidió rápidamente del torneo. 

Luego, le renovaron la confianza. Los Preolímpicos serían en el objetivo primordial. El inicio en este torneo fue desastroso y las críticas llegaron.

 

El DT se hizo tendencia en Twitter. La mayoría pedía su salida. Otros, cambios en el equipo. Todos, eso sí, le pegaban por su planteamiento y la actitud de sus dirigidos.

Así, Nolberto Solano no le cambia la idea a la gente de su nivel como DT. Sigue perdiendo y fracasando. El gran recuerdo que dejó como jugador, con esto, se va borrando.