Julio fue el mes del fútbol femenino. El sábado 30, Brasil vencía a Colombia y lograba su octavo título en nueve ediciones disputadas de la Copa América. Al día siguiente fue Inglaterra el que por primera vez se quedó con el título continental al derrotar a Alemania en la Euro. Estados Unidos se había consagrado apenas unos días antes en el Premundial Femenino Concacaf W y lo mismo ocurrió con Sudáfrica venciendo en la Copa Africana de Naciones. Papua Guinea, en la Copa de Naciones de la OFC, también celebró. En cada continente la atención estuvo puesta en ellas y quedó algo más que claro: nada podrá detener el crecimiento del fútbol femenino en todo el mundo. 

“Mis felicitaciones a las campeonas Estados Unidos, Sudáfrica, Brasil, Papua Nueva Guinea e Inglaterra por ganar sus respectivos torneos, y a todos los equipos que aseguraron su boleto para la Copa Mundial Femenina de la FIFA Australia y Nueva Zelanda 2023; o al torneo de play-off que se realizará en febrero. Ahora continuamos la cuenta regresiva para el torneo del próximo año, ya que nuestro objetivo es llevar el fútbol femenino #BeyondGreatness en 2023”, escribió Gianni Infantino, presidente de la FIFA, en sus redes tras las diferentes consagraciones.

El próximo Mundial, que por primera vez tendrá dos países anfitriones (de dos confederaciones diferentes), tendrá 32 selecciones participantes en lugar de las 24 de los anteriores y esa decisión tomada en 2019 luego de la Copa Mundial de Francia fue un envión para todas aquellas selecciones que disputaron estas competencias continentales, a excepción de Europa ya que la Euro no entregó cupos a la máxima competencia. De hecho, al finalizar las competiciones, se actualizó el ranking en el que por primera vez se registró el récord de 185 equipos.

Sin embargo, más allá de que para definir los cupos restantes al Mundial aún se deben jugar las Eliminatorias, el público vivió la competencia con pasión. Tal como se fue viendo durante la última Champions League, los estadios estuvieron llenos, logrando un número que quedará en la historia: 87.192 personas estuvieron presentes en Wembley, convirtiéndose en la final europea de selecciones (tanto femenina como masculina) con mayor cantidad de asistencia de la historia. 

Pero no fue solo en la final: en total hubo 574.875 espectadores durante todo el torneo, con una media de 18.544 personas por partido. Afuera de los estadios siguió el furor: hubo picos de más de 17 millones de hinchas viendo un partido de las locales por la cadena oficial de transmisión. 

La Copa América, por ejemplo, tuvo transmisiones a 140 territorios de todo el mundo. La final entre Colombia y Brasil tuvo que colgar el cartel de entradas agotadas con cerca de 25.000 personas en el estadio Alfonso López de Bucaramanga. Y los partidos que la selección local disputó tanto en Cali como en Armenia tuvieron muchísimo público alentando. Además, por primera vez se entregó un premio en metálico (1.5 millones para las ganadoras y 500mil para las subcampeonas) y también se anunció que desde la próxima edición se realizará el torneo cada dos años y no cada cuatro.

 

Tanto en Sudamérica como en Europa hubo triunfo de entrenadoras mujeres: en el caso de Brasil, la sueca Pia Sundhage fue la primera DT mujer en alzar este trofeo mientras que en el Viejo Continente la neerlandesa Sarina Wiegman se transformó en la primera en ganar el título con dos selecciones: lo había logrado en 2017 con Países Bajos en 2017 y repitió este año con Inglaterra. 

Al mismo tiermpo que se disputaban estas competencias, EA Sports anunciaba que por primera vez su emblemático FIFA en su versión 23 incluirá el fútbol femenino, con la Copa Mundial de Australia y Nueva Zelanda dentro de las posibilidades de competencia virtual. La emblemática Sam Kerr es quien acompaña a Kylian Mbappé (y viseversa) en la portada del juego. 


"La FIFA invertirá más de 1.000 millones de euros en fútbol femenino antes del Campeonato del Mundo de 2023, y se ha fijado el objetivo de duplicar hasta alcanzar los 60 millones de jugadoras en 2026", dijo mientras se jugaba en todo el mundo Arijana Demirovic, Directora de Desarrollo del Fútbol Femenino de la FIFA. "Estamos buscado garantizar un crecimiento sostenible del fútbol femenino. La inversión se está realizando actualmente a diferentes niveles y en una amplia gama de áreas, incluyendo competiciones, premios en metálico, programas de desarrollo, pero sin olvidar la gobernanza y la formación de líderes".

Claro que ahora que finalizaron las competencias continentales, más allá de las fechas FIFA que restan para las selecciones y el torneo repechaje, el foco vuelve a estar en las ligas nacionales, que es de donde deben nutrirse esos equipos.   


"Uno de los ámbitos en los que nos centramos es el de las licencias de clubes para las ligas femeninas. Estamos trabajando actualmente con 16 ligas femeninas absolutas en la implantación del programa. Hemos publicado una guía sobre la concesión de licencias de clubes en el fútbol femenino para que las federaciones puedan avanzar a su propio ritmo", explicó la dirigenta.

Si bien en todo el mundo se está avanzando con la profesionalización de la disciplina (que, si bien es fundamental, no sólo tiene que ver con reconocer a las jugadoras como trabajadoras), es necesario desarrollar ligas fuertes, ordenadas, competitivas. Y eso va de la mano con la inversión, la organización, estructura y decisión.  

 

Revanchas

Para algunas selecciones, el éxito de sus equipos femeninos contrasta con lo hecho por sus equipos masculinos, y eso genera una atracción inmediata, tal como ocurre desde hace tiempo con Estados Unidos, bicampeonas mundiales. Dos contrastes: Colombia, subcampeona en su casa en la Copa América, estará en el Mundial Australia y Nueva Zelanda; e Inglaterra volvió a gritar campeón en un torneo de selecciones desde que se jugó en su casa allá por 1966. 

No se trata sólo de estadios llenos y picos de rating. Las redes sociales dan cada vez más muestras de la pasión que generan las futbolistas: niñas que quieren sus fotos, sus autógrafos, las camisetas con sus nombres, que saben cómo juegan, dónde, las tienen de referentes. Y las quieren imitar. Y cada vez hay más lugares que se abren para aquellas que quieren convertirse en sus ídolas, más canchas que las aceptan, más espacios para jugar. Y por eso es que el crecimiento del fútbol femenino nadie lo podrá parar.