Muchos aficionados a la NFL que rozamos o superamos los 40 años de edad crecimos viendo a una extraordinaria generación de quarterbacks en los noventa. Troy Aikman, John Elway, Jim Kelly, Dan Marino, Brett Favre, Warren Moon, son algunos de esos locos que con brazos legendarios nos regalaron grandes temporadas para no olvidarlos nunca. Pero justo cuando estaba por finalizar aquella década, St.Louis Rams puso en la órbita visual de la afición a Kurt Warner, un mariscal de campo atípico en la historia del futbol americano profesional.

Warner llegó “viejo” a la NFL y prácticamente sin experiencia en competencia de alto nivel. Lo más cerca que estuvo de ello fue en 1994 con Green Bay Packers, equipo que ni siquiera le dio tiempo de mostrarse en su periodo de prueba. Tras esa decepción trabajó como acomodador de productos en un supermercado y jugó en la Arena Football League con Iowa Barnstormers y en la NFL Europa con Amsterdam Admirals hasta que el área de scouting de Rams lo reclutó.

Tenía 28 años cuando el coach Dick Vermeil confió en él para tomar el lugar de Trent Green, quarterback que se lesionó en la pretemporada. Así, en 1999, Warner pisó por primera vez un emparrillado de alto nivel. ¡Fue una temporada fantástica! Rams se convirtió en una aplanadora, un equipo espectacular. De los 13 juegos que ganó, 11 fueron con victorias que superaron los 30 puntos. El colofón de ese equipazo fue conquistar el Super Bowl en el 2000 contra Tennessee Titans. Y ahí nació la leyenda de Warner.

Bueno, todo esto lo narra muy bien la película American Underdog: La historia de Kurt Warner. Incluso amplía la épica con el proceso afectivo y familiar que vivió el quarterback en su recorrido para recibir una oportunidad en la NFL. En este sentido, los hermanos Jon y Andrew Erwin hacen un esfuerzo para que la película sea entretenida. Sin embargo, tal como ha sucedido con su filmografía, recurren al discurso religioso en una intención de promover su fe, el cristianismo. Este detalle puede fracturar la comodidad del espectador, mayor aún si quien pagó un boleto no practica religión alguna, o ha crecido con la hazaña de Warner como un relato deportivo extraordinario que tiene precisamente en el deporte a su lenguaje universal.

Conocidos por hacer filmes cristianos, los directores Jon y Andrew Erwin han encontrado en el cine una herramienta para promover su credo. En este caso lo hacen con un personaje que comulga con ellos en sus creencias; Warner manifestó abiertamente su devoción en público cuando ganó el Super Bowl y cuando su nombre ingresó al Salón de la Fama de la NFL.

Pero no es la primera vez que los hermanos Erwin lo intentan con el futbol americano. Ya lo habían hecho con Woodlawn (2015) en una trama de emparrillados colegiales. Ahora apuestan por un escenario de mayor impacto y trascendencia como lo es la NFL mediante una historia que desde el año 2000 ha sido motivo de un sinfín de reportajes, crónicas y especiales. ¿Cuál es el diferenciador de esos contenidos con su película? La religión.

Con American Underdog: La historia de Kurt Warner la intención es clara: contar una historia de fe dentro del cristianismo, no tanto una proeza deportiva. La voluntad es un elemento narrativo que suele acompañar las tramas del deporte en la pantalla, no obstante, aquí esa capacidad humana se canaliza hacia la intervención del ser superior en el que creen los directores, integrantes del reparto y la familia Warner, productores de este filme; Zachary Levi, el protagonista, ha declarado que fortaleció su fe en Dios luego de haber personificado a Kurt Warner.

No es irrelevante que Dennis Quaid interprete a Dick Vermeil. El actor es uno de los rostros fuertes que impulsa a la industria cinematográfica cristiana. Junto a los hermanos Erwin ha contribuido a que este tipo de contenidos se produzcan y distribuyan en la última década. Cabe señalar que existe una amplia audiencia que gusta de estos trabajos cuyo principal nicho de exhibición son las plataformas de streaming.

¿Están en su derecho de hacerlo? Por supuesto que sí. Pero es entonces cuando surge una pregunta que se suma al debate ante la proliferación de películas orientadas a promover un credo: ¿Las exhibidoras y cadenas tienen obligación de advertir al público que se trata de un contenido religioso, que no sobre religión, y así darle la oportunidad de decidir sin ser víctima de publicidad engañosa o ausencia de información?

Total, a reserva de que se pueda sobrellevar el discurso cristiano de los hermanos Erwin, American Underdog: La historia de Kurt Warner puede apreciarse como un biopic orientado a una nostalgia no tan lejana por el primer Super Bowl que obtuvo la franquicia de Rams bajo la batuta del quarterback más atípico en la historia de la NFL.