Iba por unos cuantos días y se quedó tres meses. Japón, de forma inesperada, se convirtió en su hogar por 90 días. Su desempeño e imán con el público nipón motivaron a que la empresa NOAH le extendiera el contrato, por lo que no dudó en decir que sí porque, antes que cualquier otra cosa, significaba empleo.

Convencido de que las oportunidades hay que aprovecharlas cuando aparecen, el Hijo del Dr. Wagner Jr. tomó la suya. Aventurándose en hacerlo no midió las consecuencias que iba a padecer en el aspecto emocional. Y es que, como cualquier otro ser humano, un luchador también tiene su lado sensible. Incluso un lado que desconoce hasta que se enfrenta a una nueva situación de vida. 

 

“Habrá gente que crea que estar solo en Japón es color de rosa, pero no es así. Viví en una habitación. Allí experimenté mucho la soledad. Otro factor es la comunicación. Aprendí un poco de japonés, pero no es lo mismo para alguien que lo domina y se hace entender. Extrañé la cercanía con mi familia, la comida. A mí sí me pegó el tema de la comida porque estoy acostumbrado a comer picante. La verdad es que sí lloré”, comparte a Bolavip México.

Pero valió la pena. El heredero de Rossy Moreno y Dr. Wagner Jr. se ganó el respeto del público al grado de que aficionados exigieron su estancia por más tiempo en el país del sol naciente. Así que NOAH se lo propuso al gladiador mexicano y éste aceptó con la salvedad de venir a México para afinar detalles personales antes de retornar. Firmó contrato hasta julio de 2023.

 

 

“A los aficionados japoneses les gustan las máscaras y equipos de los luchadores mexicanos, pero también nuestro estilo. Nos ven con honor, nos tienen respeto. Eso no quiere decir que sea fácil, hay que ganárselos, saben demasiado de lucha. Son conocedores. Afortunadamente me recibieron muy bien y quiero corresponder a ese trato”, nos comenta.

Con el campeonato de parejas que ganó en su visita reciente, el Hijo de Dr. Wagner Jr. selló una extraordinaria participación como representante de la lucha libre mexicana. Además del cinturón, el novel galeno regresó con telas exclusivas del Japón para la confección de sus máscaras: “En México es complicado encontrar telas japonesas. Por eso decidí traer lo suficiente para lo que demandan mis diseños. Son telas especiales, distintas a las que tenemos en el país. Le dan un toque particular a mis caretas”.

Emocionado por volver a tierras asiáticas, un aspecto que no piensa olvidar es el picante. No quiere sufrir nuevamente por la ausencia de ese gusto particular. Si va a llorar es porque se enchila con la comida, no por extrañarla.