Las recientes intervenciones de Gerardo Martino revivieron un debate que ha acompañado a la Selección Mexicana a lo largo de este ciclo: ¿Debe regresar Chicharito? Hay opiniones de todo tipo. Algunos consideran que es necesario; otros creen que el delantero es cosa del pasado y el Tri debe buscar otras opciones. Pero vino Uruguay y mostró lo intrascendente de la discusión.

La Celeste dominó el partido de principio a fin en el State Farm Stadium de Phoenix, especialmente en un segundo tiempo que por momentos trajo recuerdos desagradables de la Copa América 2016. Facundo Pellistri hizo lo que quiso por la banda de Gerardo Arteaga, Federico Valverde se movió con absoluta libertad por el mediocampo y Edinson Cavani castigó en las dos que tuvo.

Sí, es cierto que se trata de un amistoso de preparación. También es cierto que faltaron algunas figuras en el campo. Pero la presentación de la Selección Mexicana fue la continuidad de lo que se vio en el Octagonal y enciende las alarmas a pocos meses de lo que será su participación en el Mundial Qatar 2022, donde tendrá que enfrentar a rivales de la talla de Argentina o Polonia.

Martino dijo en la previa que Uruguay no guardaba ninguna similitud con Argentina, al menos en cuanto a su propuesta de juego. Sin embargo, este amistoso contra los charrúas era lo más cercano a la exigencia que tendrá el Tri ante la Albiceleste y no solo hubo un bajo rendimiento a nivel individual y colectivo, sino también una lectura errada en función del rival.

La línea de cinco

La idea de jugar con tres centrales y dos carrileros no le dio buenos resultados a Martino. Por la calidad ofensiva del rival, el Tata intentó ampliar la cancha desde la salida para poder avanzar con pelota dominada desde el fondo y en varias oportunidades pudo sortear la presión con algunas triangulaciones entre lateral, mediocampista y extremo.

El problema es que el equipo no tuvo movimientos sin pelota y cada vez intentaba salir más cerca del área de Talavera, por lo que Uruguay adelantó las líneas y anuló las opciones de pases por los costados. Las pérdidas en campo propio fueron en aumento y desde entonces solo era cuestión de tiempo para que la Celeste aprovechara la finalización de sus figuras.

Este escenario es muy probable que se repita en el partido contra Argentina. En ese intento de anular al tridente ofensivo y defenderse desde la posesión en campo propio, la Selección Mexicana podría intentar jugar nuevamente con una línea de cinco y en caso de no encontrar soluciones ante la reducción de espacios del rival, el resultado podría ser similar.

Un mediocampo inexistente

Fue tal la importancia que le dio el Tata a crecer desde la posesión en campo propio, que renunció a la elaboración en el mediocampo. Edson Álvarez es un volante de corte defensivo y por su naturaleza no podía ofrecerse como una opción de pase seguro en la salida, pero al mismo tiempo se vio superado por la cantidad de elementos que tuvo el rival en su zona.

Para el Machín fue imposible referenciar la marca cuando Lucas Torreira, Matías Vecino y Federico Valverde jugaban por dentro. Esta situación produjo que en muchas ocasiones Edinson Cavani pudiera llegar desde atrás, ganándole la espalda al doble pivote y finalizando sin ningún inconveniente ante la mirada de los defensores del combinado azteca.

A su lado solamente estuvo Erick Gutiérrez, cuya función era la de establecer un vínculo con el tridente ofensivo a través de su buena conducción. Pero ante los problemas que tuvo la Selección Mexicana para salir con pelota dominada, el mediocampista del PSV apenas tuvo destellos de lo que puede ofrecer si el equipo logra sostener por más tiempo el balón.

Raúl, aislado del resto

El más castigado por el sistema. Raúl Jiménez apenas pudo participar en el juego del Tri y casi siempre porque retrasó su posición para buscar el balón. El delantero del Wolverhampton no tuvo la oportunidad de establecer sociedades con Tecatito Corona y Alexis Vega, siendo una marca muy fácil para José María Giménez y Sebastián Coates.

Por sus características de juego, el Lobo de Tepeji no puede resolver por su propia cuenta jugando tan lejos del arco y sobre todo aislado del resto del equipo. Entre el doblete pivote Álvarez - Gutiérrez y Jiménez hubo una distancia alarmante, por lo que la gestación de jugadas de peligro prácticamente dependían de un chispazo de Tecatito desde su banda.

Es cierto que Jiménez no vive su mejor momento y no tiene la confianza de otros años; sin embargo, el tema del delantero pasa a ser secundario cuando toda la estructura del equipo carece de funcionamiento. Puede jugar Chicharito, Henry Martín o Rogelio Funes Mori, pero los problemas de la Selección Mexicana comienzan unos cuantos metros antes del 9.